Los compromisos y el Tiempo
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...dicen que prometer no empobrece, por lo tanto, debemos estar atentos a que las promesas de campaña se vuelvan realidad...
Existe una frase de Peter Drucker que dice: “el que no sabe administrar el tiempo, no sabe administrar nada”.
Basado en esta sentencia me pregunto: ¿conocerán los políticos esta aseveración? ¿les parecerá importante el tiempo y, sobre todo el de los demás?
Por lo que se ve no es así; leo en periódicos y revistas que cuando nuestros políticos deben asistir a determinado evento, la gente a la que se van a dirigir suele estar esperando horas a que aparezca el mencionado político (aunque no creo que sea algo exclusivo de México) y así en lugares en donde el clima es inclemente y tiene temperaturas cercanas a los cuarenta grados centígrados. Los “invitados” al evento, mitin conferencia o lo que sea, tienen que esperar largas horas con la consabida incomodidad, mientras ellos charlan, comen o disfrutan sin más, del momento.
A los políticos esto no parece importarles, mucho menos cuando las personas que asisten son acarreados por los jefes de campaña, líderes sindicales y cualquier otro que tenga autoridad sobre los grupos minoritarios, con el señuelo de que recibirán un regalo, les ayudarán a conseguir una prebenda, etc. Aún cuando también acuden aquellos a los que se les amenaza con descontarles el día o, en el peor de los casos, cesarlos en sus trabajos. Los políticos se creen émulos de las grandes luminarias del firmamento artístico o de la farándula y entonces consideran que sus seguidores son sus “fans” y, por lo tanto, que se conforman con oírlos o verlos aunque sea de lejecitos.
Y yo me pregunto: si el tal político se sube a un templete y en un acto popular promete las mil y una acciones para beneficiar al pueblo, ¿debemos creerle?, si es incapaz de estar a tiempo en los
eventos organizados por sus coordinadores, ¿es digno de confianza?, ¿podemos creer a quien hace tantas promesas si comete la ligereza de ignorar el tiempo de los demás?
Por otra parte, casi todos ellos hablan de mejorar la educación en sus diferentes grados, entonces que den la muestra de ser personas elegidas por sus partidos para enseñar con el ejemplo. Cualquier político, por muy poderoso que sea, debe saber que una persona impuntual da una pésima imagen y se vuelve un ser sin credibilidad.
Lógicamente, los ciudadanos también tenemos nuestra culpa, porque si en un mitin político nos citan a “X” hora y, pasados algunos minutos el candidato o candidata, no se hace presente, lo más sano sería abandonar el evento. Me dirán ustedes que yo mismo hablo de las amenazas con que algunos asisten, pero la verdad es que para dar un ejemplo de civismo, los ciudadanos, que somos los que elegimos a los políticos para los diferentes puestos públicos, podemos cambiar las actitudes de vedetes de los mismos actuando en consecuencia. Si ellos no respetan el tiempo de sus seguidores, no tienen derecho a pedir el voto para satisfacer sus ambiciones personales.