Petul
El Indio Títere
Primer personaje completamente indígena.
Petul vive todavía y las manos de Teodoro el Tzotzil, lo hacen
manifestarse ante los ojos maravillados de los indios, anda
por las tierras de Chiapas, junto al negro Cimarrón, junto a
bájate-carne, platicando con sus creyentes.
(Rosario Castellanos).
“Contra más de Quinientos años de injusticia”
Un títere en la preservación y la defensa de la cultura propia.
El primer títere de personalidad totalmente indígena, creado en
1954 como un baluarte artístico nativo contra la aculturación,
que entonces fue propuesta por el estado mexicano para
incorporar a las comunidades indígenas, a lo que se consideraba
una necesidad nacional, la participación de todos los habitantes
al progreso en su concepto capitalista, desde el interior del
Centro Coordinador Tzeltal- Tzotzil Indigenista (antecedente del
CDI actual) fundado en los altos de Chiapas, con el objetivo de la
integración de los pueblos que permanecían en sus culturas al
habla y pensamiento nacional como meta, pero agraciadamente
dentro del organismo existía corrien tes del pensamiento
antropológico progresista, que lograron insertar nuevas ideas, en
las acciones desde la dirección de educación del centro en la
formación del grupo de guiñol, “Petul” la versión en lengua de
Pedro, un nombre que evoca la insurgencia indígena pensando
en Pedro Diaz Cuscat líder Chamula de una de las últimas
rebeliones contra los mestizos.
Su carácter picaresco fue llevado a su máxima expresión en
enfrentamiento con su eterno rival Xun, por el tzotzil Teodoro
Sánchez con su natural elocuencia en la improvisación y el
conocimiento de modismos del habla popular, lo mismo hablaba
de fantasías que de situaciones sociales, llegando a dialogar con
su pueblo convirtiendo las funciones en asambleas donde
llegaron a dirimirse conflictos de interés común, con el toque
mágico que quien presidia eran un títere, que además tenía toda
la confianza del pueblo que muchas veces solicitaba su
presencia, para garantizar la voz que imparte justicia, desde
fuera de los intereses egoístas que mueven a algunos humanos,
alguien a quien la realidad no le afecte porque no está en ella,
pero que represente en la estructura dramática de la comedia
del arte, las necesidades de fantasía, salud, anímicas y de
identidad, todo ya sea en principio Tzeltal y Tzotzil ya después en
otras voces, de los pueblos que querían ver esa maravilla.
El cucaracho.
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