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Unos días antes del ataque de Gernika, el 20 de abril de 1937, cumpleaños del ‘führer’, hubo también un desfile de pilotos y personal auxiliar. Hay fotografías de un acto de exaltación del régimen nazi, esvásticas incluidas. El banquete tuvo lugar en el propio frontón. No obstante, hay que matizar que la cruz gamada, aunque con connotaciones muy diferentes, no era un símbolo ajeno para la ciudad. En 1934, el PNV celebró en la ciudad su Aberri Eguna (‘día de la patria vasca’) y existe una fotografía del autobús llegado desde el cercano pueblo de Araia con un cartel que lucía dos esvásticas (llevaba también un ‘lauburu’).

Quien estaba al mando de los nazis era Wolfram von Richthofen, jefe del Estado Mayor del contingente alemán enviado por Adolf Hitler a España en apoyo del sublevado general Francisco Franco. Esa noche del 25 de abril de 1937, mientras sus hombres seguían de fiesta, este militar de alta graduación, aparcó su Mercedes-Benz en la puerta del hotel y accedió a su ‘suite’. Venía de Burgos, otra de las capitales del bando rebelde. Allí, en una reunión de la que se había ausentado el hombre de confianza de Franco en el Norte, Emilio Mola, Von Richthofen y el coronel español Juan Vigón, acompañados del comandante de la fuerza aérea italiana y de otros altos mandos militares del bando ‘nacional’, habían fijado la villa de Gernika, de 7.000 habitantes (a los que sumar un buen número de refugiados de guerra) como objetivo prioritario para la tarde del 26 de abril.

“Sólo el tiempo atmosférico puede derrotar a la Legión Cóndor”, escribió el uniformado nazi en su diario aquella noche. Estos datos, como otros muchos, los recopilaron los periodistas Gordon Thomas y Max Morgan Witts en ‘El día en que murió Guernica’, publicada en 1975 y que recogía por primera vez testimonios directos de víctimas supervivientes y de los nazis que ejecutaron la masacre, así como abundantes documentos escritos y fotografías.

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