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siendo disuelto y posteriormente reorganizado el batallón por orden de la junta de defensa de la capital vizcaína, pasando a situación de disponibles forzosos 16 oficiales y 10 suboficiales; el propio Anglada sería condenado a muerte y ejecutado por traición al estar implicado en una trama de espionaje. Tras la constitución del Gobierno Vasco el teniente coronel Jaime Lámbarri, que se hallaba retirado, pasaría a ser el nuevo jefe de la unidad. Las dos compañías que formaban por entonces la fuerza real del batallón, la 3ª y la 1ª, ya no se moverían de los frentes teniendo como refuerzo a la de ametralladoras y los primeros batallones de milicias que se organizan a modo de columnas, pero van pasando por diversos avatares. En septiembre pasan revista un total de 209 de tropa, de los que 109 se encuentran en el cuartel de Basurto y 100 se encuentran desplegados en Otxandio y Amurrio. En el frente de Tolosa había 27 soldados de la 1ª Compañía. En el mes de octubre de 1936 el contingente del Garellano en Otxandio ha engordado hasta sumar 254 efectivos y en Amurrio 99, además de 41 soldados y cabos de las compañías 2ª y 3ª y otros 10 de la de ametralladoras que se habían incorporado, en esta última columna, al batallón Leandro Carro.

El comienzo del año 1937 es el de la reorganización del batallón dentro del Ejército vasco, siendo interesante descubrir la presencia de nuevos incorporados que se suman al batallón como asimilados bajo la denominación de “auxiliares agregados al Garellano”. Entre estos aparece un suboficial de milicias guipuzcoano llamado José Barcaiztegui Garmendia, que en apenas unos meses estaba llamado a ser el último jefe de la unidad durante el período republicano. En marzo nuestro hombre fue ascendido a teniente e incorporado a la 1ª Compañía. Cuando comenzó la ofensiva del general Emilio Mola del 31 de marzo de 1937 la 3ª Compañía se encontraba en Mekoleta de reserva de todo el frente alavés, pero pronto fue retirada. En las primeras horas del 15 de abril, tras el combate del batallón Arana Goiri en el Saibigain, la 1ª Compañía del batallón, que estaba de reserva en Amorebieta, fue enviada a aquel monte para garantizar su última defensa junto a los restos del batallón Salsamendi, uno de los más castigados de toda la ofensiva rebelde. Sin embargo, durante el contraataque de la mañana la disputada cumbre se perdió definitivamente y al menos ocho soldados de la unidad se pasaron al enemigo, pero no nos consta que sufriesen ninguna baja mortal, por lo que suponemos que evacuaron la posición sin ofrecer seria resistencia. En cambio, el Salsamendi tuvo cuatro muertos y 51 heridos (5).

Por todas estas cuestiones —y lastrado por una organización que no acababa de terminar nunca-, el mando le convirtió en una fuerza de reserva a la que finalmente no se haría entrar en combate, derivando en una pomposa brigada de montaña cuya entidad real eran tres batallones de dos compañías c/u formadas por personal de reemplazo y a cuyo frente se puso al coronel José Guivelondo, quien situó a sus hombres en segunda línea para defender el Cinturón de Hierro desde Mantuliz, cubriendo la carretera Bilbao-Mungia hasta la zona de Artebakarra (6), si bien orgánicamente dependían de la comandancia militar de Bilbao, cuyo jefe era el coronel Andrés Fernández Piñerúa (7). Tras la pérdida de la villa, que cayó en manos de los rebeldes el 19 de

El batallón de montaña Garellano rindió honores en Bilbao al Lehendakari José Antonio Aguirre (Fondo Bidasoa/Sancho de Beurko, AHE).