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EL GARELLANO FUE EL PRINCIPAL PROTAGONISTA DEL ÚLTIMO COMBATE LIBRADO POR LAS FUIERZAS REPUBLICANAS EN SANTANDER EN AGOSTO DE 1937.

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FIGHTING BASQUES

Para nosotros, obviamente, esto tiene más interés que glosar, como añade el citado diario, las gestas de los 'bizarros' en las campañas de Cuba o Marruecos o la resonancia que su propio nombre —que hace referencia a un río localizado en Italia- tiene como eco de las del propio “Gran Capitán” Gonzalo Fernández de Córdoba allá por 1503. Sin duda, más cercano en el tiempo es el combate que hoy les narramos, oscurecido por la historia y que nos sitúa ante el tercer ridículo de las tropas de Benito Mussolini en el período de seis meses desde Guadalajara, que bien puede añadirse con toda justicia al historial del Garellano, aunque a la postre a nadie interesase en la reorganización de la unidad en la posguerra poner en valor semejante fiasco cuando se libraba un conflicto en Europa donde los italianos, buenos aliados de Franco, se jugaban junto a los nazis la preponderancia del fascismo que pretendían imponer manu militari.

O quizás simplemente no lo supiese nadie y a falta de cronistas todo se silenciase; ¡quién sabe! Al fin y al cabo, tampoco existe el historial de muchos batallones vascos más allá de cuatro generalidades con las que alguno ha hecho de la necesidad virtud hasta convertirlas en su tesis, y todas estas cuestiones han ido quedando en un limbo que nosotros, sin prisa ninguna, pretendemos resolver con las herramientas de la microhistoria. Sin duda, las mejores que tenemos.

La cuestión del batallón de Montaña Garellano n.º 4 —que pasó a ser batallón de Montaña Garellano n.º 6 con la formación del Ejército vasco- es, como señala Germán Ruiz Llano en su extraordinario libro (3), la de una unidad sublevada de facto que no llegó a sumarse a la rebelión del 18 de julio de 1936 porque esta fracasó en Bizkaia y sus principales actores, fuertemente influenciados por un conspirador tan señalado como el teniente coronel Joaquín Ortiz de Zárate, que había sido jefe de la unidad entre 1934 y 1935, se vieron pronto depurados. Su jefe por aquel entonces, el teniente coronel Joaquín Vidal Munárriz, se mantuvo leal a la República y partió el 21 de julio al mando de la primera columna que se dirigió a tierras alavesas con el ánimo de llegar hasta Vitoria, pero no pasaron de la localidad de Legutio.

Además de varios grupos de milicianos, Vidal llevó con él a una compañía del Garellano y dos secciones de ametralladoras, constituyendo junto a los guardias civiles y de asalto de Bilbao el principal activo de la fuerza que pretendía, en conjunción con otra columna procedente de Gipuzkoa, sofocar la rebelión en la capital alavesa, pero la repentina sublevación de la guarnición de Loiola en Donostia-San Sebastián lo cambió todo (4). A partir de entonces, el frente se estabilizó en el norte de Araba y el Garellano tuvo presencia permanente en Otxandio, Amurrio-Orduña y entre las fuerzas leales que partieron hacia Gipuzkoa.

Una vez fue destinado el teniente coronel Vidal como jefe al frente de Otxandio, el comandante José Anglada pasó a hacerse cargo del mando del Garellano, pero sus simpatías estaban claramente con los rebeldes y con él las de buena parte de la oficialidad,