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ιστορία 3

Usualmente, la narración que los aedos realizaban incluían los hechos o acontecimientos dignos de ser recordados,

que incidían en la conducta y en el destino de la sociedad, en especial las proezas de los héroes y las relaciones entre hombres y dioses.

A pesar de la gran labor que los aedos realizaban, ciertos problemas y limitaciones surgieron, ya que las historias estaban sujetas a la memoria y a la vesión de quien las contaba. Esto generó que las historias se fueran tergiversando o se fueran modificando, alterando la esencia de estas. Dicha situación generó inconvenientes, especialmente en las leyes, ya que estas se interpretaban de distintas maneras. De igual forma, otra complicación surgía cuando un aedo moría, pues se perdía bastante conocimiento.

Con el paso del tiempo, la escritura fue reemplazando la oralidad, disminuyendo así la labor de los aedos. Empero, a pesar de su desaparición, serán por siempre recordados como los guardianes del lenguaje y de la cultura.

EN LOS PUEBLOS ÁGRAFOS, ESTOS ARTISTAS ERAN LOS ENCARGADOS DE TRANSMITIR EL CONOCIMIENTO.

La escritura no ha existido siempre en los diferentes periodos de la historia. De hecho, la aparición de esta forma de expresar el lenguje marcó el comienzo de la Historia. Teniendo en cuenta lo anterior, es común preguntarse ¿cómo hacían los pueblos ágrafos para informarse acerca de sus leyes y conocer acerca de su cultura? La respuesta a esta pregunta es simple: a través de la oralidad.

La oralidad tuvo un gran valor en estos pueblos, ya que por medio de esta se les trasmitían a los ciudadanos las pautas de comportamiento, los valores, las tradiciones, entre otros. Gracias a elementos como la rítmica, la acústica y la musicalidad, era fácil para la gente del común aprenderse los discursos, o al menos recordar lo fundamental.

Este formato garanitzó, por cierto tiempo, el mantenimiento de la tradición, ya que estas estructuras de lenguaje codificado fueron puestas al servicio de la memoria. Textos como las poesías sirvieron como un instrumento de almacenamiento cultural.

No obstante, almacenar todo ese conocimiento no era labor de cualquier persona. Esta tarea fue encomendada a los aedos, artistas que memorizaban las canciones, poesías y discursos que posteriormente serían recitados. Estos eran reconocidos por su sabiduría, pues, además de conservar todo el conocimiento, la formación de los ciudadanos estaba en sus manos.

Cuando una historia era muy larga, esta se dividía en episodios o capítulos autocontenidos, los cuales eran narrados por los aedos.

LOS AEDOSS