ZOUK MAGAZINE (Versión en Español) NÚMERO CERO (ENERO 2014) | Page 31
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caja de porexpan envuelta en plástico del estante de un supermercado o incapaces de reconocer nada de lo que ven si tienen la suerte de pisar un mercado. Sin
duda la cocina y saber cocinar forman parte de esta educación ya que a fin de
cuentas se trata de la educación del paladar, del acto social que representa cocinar y compartir lo cocinado con los demás. Pero empezar por ahí es empezar la
casa por el tejado. Está bien, muy bien, que los mayores que cocinamos, cada vez
menos, nos metamos en la cocina con nuestros hijos, pero no sería realista que
esperáramos que fueran capaces de cocinarnos una cena completa. No a determinadas edades, claro.
Y en eso aparece Master Chef Junior un reality que expone a un grupo de
niños a exactamente el mismo contexto que a los participantes de su versión
adulta. Recordemos que era un programa competitivo, con unos jueces severos que hacían llorar a los concursantes de la versión adulta y que hacen y
harán llorar a los de la versión infantil, pues sino no sería un reality. No olvidemos que además, es un programa protagonizado por niños, pero que no se
emite en horario infantil, en horario de máxima audiencia y en una televisión
pública. O sea que no es un programa infantil pensado para que los niños se
inicien en nada. Es un programa para adultos en los que los pobres críos son
usados como reclamo.
Ha habido estos días gente que ha dicho que ojalá todos los niños del mundo sufrieran sólo lo que los participantes de Master Chef Junior sufren. No se nos ocurre nada más demagógico. Que la humanidad como especie tiene problemas más
importantes que Master Chef Junior es evidente y que los niños están expuestos
a peligros más serios también, pero ningunear de esta manera la mezcla de reality e infancia y sus consecuencias no es algo que se pueda menospreciar apelando sólo a los derechos humanos.
Los reality son un formato endogámico y los que aparecen en uno terminan
apareciendo en otro o terminan siendo carne de cañón en una tertulia destripacorazones. En la primera entrega de Master Chef Junior apareció Mario Vaquerizo, cuya dieta, visto lo visto en el reality del que fue protagonista, está basada en
la cerveza y las patatas fritas de bolsa. Sin duda, todo un ejemplo.
Ser cocinero, quizás esté de moda y que los niños prefieran ser David Muñoz,
Joan Roca o Karlos Arguiñano en lugar de Messi, Cristiano Ronaldo, Penélope Cruz o Belen Esteban esta muy bien, como ha hecho Gastón Acurio en Perú,
pero no creemos que ese sea el mejor medio de conseguirlo y además puede ser
peligros. Sólo hace falta recordar la cantidad de juguetes rotos, y eran adultos
muy adultos, en los que se han convertido muchos ex participantes de muchos y
muchos realities.