ZOUK MAGAZINE (Versión en Español) NÚMERO 7 | Page 95

95 [email protected] / @BISCAYENNE El héroe se viene arriba y decide cruzar el primer umbral, aceptando el reto de la aventura y adentrándose en lo desconocido: abre una cuenta en Wordpress. No hay vuelta atrás. Escoge uno de los dos caminos del gastrobloguerismo, el de recetas o el de reseñas, y se dispone a escribir post tras post. En esta elección radica gran parte del intríngulis de ser blóguer, porque de ella dependerá su destino. La recompensa no es la misma y la meta soñada puede ser escribir su propio libro de recetas o tener el número personal de Don Chef Importantísimo en su agenda. Tampoco son iguales las reglas de ambos mundos, ni los aliados o adversarios que se podrá encontrar en el desempeño de su misión. La primera tarea a la que se enfrenta el blóguer es la de darse a conocer. Para eso se abrirá un perfil en todas las redes sociales habidas y por haber, creará contenidos, y más importante aún, seguirá, retuiteará, comentará y hará la pelota indiscriminadamente a otros blóguers. Con esta regla no escrita del “comentario por comentario”, conseguirá las primeras visitas, que monitorizará compulsivamente oprimiendo F5 en la página de estadísticas. A partir de ahí, el talento y buen ojo de nuestro protagonista harán el resto. Es la fase de acercamiento, en la cual cosechará con suerte sus primeras victorias (alto número de visitas) y seguirá un largo proceso de aprendizaje. Abrirá los ojos a las leyes de su nuevo mundo mágico y contactará con amigos (lectores y blóguers amistosos) y enemigos (némesis blogueras). Tener un estilo propio y hablar de un tema o sector concreto destacarán su trabajo entre los cientos de blogs fotocopiados que existen, pero su propio éxito le enfrentará a múltiples tentaciones. A estas alturas de la película aparecen los primeros emails de “Querido blóguer, nos gustaría compartir enlaces contigo” o “Estimado webmaster, le invitamos a la presentación de X”. Dependiendo del itinerario elegido, recetas o reseñas, las tentaciones estarán encarnadas por Conservas Topegüenas, que te manda una lata de atún a cambio de loar sus excelencias en tu blog, compartir el post en Facebook, Twitter, Instagram y demás a través de un hashtag, incluir un enlace y prometer la vida de tu hijo nonato; o por Gastrobar Modernito, que monta una fiesta de inauguración con canapés de segunda y un fondo con logotipo delante del que sacar fotos a los blóguers como si fueran famosos de reality. Todo por el módico precio de una sustanciosa mención y una entrada dedicada con la que subir puestos en Google. Y no penséis que estoy exagerando. Incluso hay guías para hosteleros que indican cómo contactar con blóguers de manera que se sientan especiales, cuántas veces hay que invitarles y a cambio de qué. Existen bases de datos en manos de organizaciones súper secretas (agencias de comunicación) en las que figuran nombre, dominio y datos de blóguers relevantes o dispuestos al soborno canapero. La encrucijada más importante del viaje del blóguer es ésta, la prueba épica en la que suenan los tambores mientras decide cuánto vale su trabajo y si se vende o no. La famosa