ZOUK MAGAZINE (Versión en Español) NÚMERO 7 | Page 17
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que acompaña bien a uno de estos desafíos en
los que poco puede hacer un vino tranquilo. Se
trata de poner al servicio del vino una técnica
de alta cocina.
La experiencia es divertida, es algo en primera persona: no hay que hacer actos de fe, lo
compruebas en tu paladar y permite descubrir
a cualquier tipo de público, profesional o neófito, el gran papel que pueden jugar los jereces
durante una comida.
Son un buen ejemplo de cómo concibes la
formación y la divulgación desde un espíritu lúdico ¿Cómo ha sido hasta el momento la acogida del público participante en las
catas? ¿Y la de las bodegas?
Mi objetivo en las catas o en talleres de formación no es que el público aprenda a hacer
vino, ese es un trabajo para los enólogos y para
eso están las facultades de enología y el público en general no necesita tener datos muy
técnicos, para eso están la fichas técnicas que
la mayoría de la bodegas ofrecen en sus webs.
“La cata consiste
en enfrentar a los
jereces con geles de
diversos ingredientes
o cocinas del mundo”
JUSTINO DÍEZ