ZOUK MAGAZINE (Versión en Español) NÚMERO 1 | Page 40
OPINIÓN COMER ES DE COBARDES
Y dos huevos duros
MIQUEL BONET
Q
uería hablarles bien de un restaurante —uno muy concreto— y me
he dado cuenta que, para ser honesto, tal cosa implicaría tener que
hablarles mal de otros —igualmente concretos. Y que quieren que les
diga: por mucho que nos guste despotricar y que, sin duda, más de
uno se merecería el rapapolvo, en estos días de cólera monetaria no
me atrevo a juzgar a nadie.
Me tildarán de cobarde. Sí, de acuerdo. Pero más allá de recordarles el título de
esta espléndida sección y la idiosincrasia que la inspira,
convendrán conmigo que la facilidad con que los dedos sangrantes del crítico —ya sea profesional o bloguero— pueden hundir o encumbrar el garito de turno no
es proporcional al esfuerzo humano y económico que
cuesta mantenerlo abierto. No es una contienda equilibrada. Y no tanto por las virtudes o intenciones a veces oscuras de quién escribe, que también, cómo por la
masa acrítica que recepciona ávida la información y que
no goza como nosotros los del mundillo de las luces o la
dedicación necesaria para vislumbrar los sórdidos intereses que la subyace. Queda claro lo que quiero decir.
Pero vaya, no estamos aquí para discernir el bien del
mal, jeje. Hemos venido a jugar y, al fin y al cabo, los
restaurantes se pueden dar con un canto en los dientes
de llenarse aún de vez en cuando. Me explico. Hay que
pensar: ¿por qué la gente va a los restaurantes? No es
una cuestión baladí porqué, aunque ahora no lo parezca, antes la gente no iba. O al menos no de la forma obsesiva que vivimos hoy las cosas del comer.
Lo primero que se me ocurre es que, al ser la restauración una actividad económica, se basa en un intercambio de bienes y/o servicios por dinero. Visto desde este prisma revolucionario —un nuevo paradigma, me atrevería a decir— se
puede conjeturar que cuanto más dinero se dispone más probabilidades hay de
visitar asiduamente nuestras benditas casas de comidas. Sé que como teoría sue-