Zaguán Literario Zaguán Literario 05 | Page 35

Hay quienes lo consideran su peor enemigo, que no los deja crecer y desen- volverse como les gustaría, que no los deja alcanzar sus sueños. Como el que los engarrota y nos los deja avanzar en ninguna dirección, los para- liza, los detiene. Puede ser el responsable de estancarnos o también de salvarnos la vida, de cambiarnos y transformarnos o de lastimarnos; un arma de doble filo. Hablo de un personaje a quien todos conocemos, y lo conocemos bien. Me refiero nada más y nada menos que al miedo. Desde tiempos ancestrales, el ser humano desarrolló el sentimiento de miedo como un mecanismo de defensa a partir del momento en el que de nuestro cuerpo que se activa como un sistema de preservación de la vida en el instante en que sentimos peligro. Estos efectos podrían ser los responsables de la supervivencia de nuestra especie hasta nuestros días. Con la evolución del hombre, la función de este sentimiento innato ha ido modificándose de manera que ya no solo lo utilizamos para huir de situaciones peligrosas, sino que se ha diversificado la manera en que sentimos miedo y las razones de por qué lo hacemos. Es como si pasáramos a una nueva dimensión de temor, del biológico al mental. Este tiene las mismas capacidades de producirnos reacciones físicas, como acelerar nuestro corazón, hacernos sudar las manos o paralizarnos, pero es un tanto diferente. Para ejemplificar lo dicho, me gustaría hacer una analogía de la transformación de los miedos a lo largo de la vida de una persona. Los miedos nos acompañan desde los primeros momentos de nuestra vida, y empiezan siendo una cobardía irracional, que aunque nos puede paralizar de la misma manera que un miedo más intenso, es mucho más fácil de superar. Si pensamos en un bebé, podemos imaginar que sus temores consisten en que la madre lo abandone, sin poder hacer nada al respecto. Estos miedos siguen estando en un nivel puramente biológico, porque el bebé no es consciente de sí aún. Cuando pasamos a los miedos de un niño pequeño, empezamos a ver 35 tuvo consciencia de sí mismo. El miedo funciona como una alerta natural