día aproveché para salir, porque quedarme ahí lo único que provocaba es
más vueltas a las cosas. Qué curioso, justo el día que decidí salir me fui a
encontrar a la persona más inesperada.
Cuando despertara Santiago no sabía cómo iba a reaccionar. Me daba miedo
que mi presencia lo alterara al punto en que se fuera a poner mal por mi
culpa. No sé, yo tenía la idea que me detestaba a muerte. No dormí en toda
la noche por cuidarlo, pero no me molestó. Era reconfortante tenerlo a mí
lado de nuevo. Puse su música favorita, para que cuando se despertara mi
presencia no lo molestara tanto.
Cuando amaneció decidí hacer algo de desayunar, porque sabía que en
cualquier momento despertaría. Lo hice lo más rapido posible, porque
a pesar de estar asustada por cómo fuera a reaccionar, quería estar ahí
cuando despertara.
Cuando subí me alivió encontrarlo profundamente dormido. Seguí leyendo
mi novela, era impresionante que ya casi la fuera a acabar aunque fuera
un libro muy denso. Estaba sumamente metida en la historia, a tal grado
que no me percaté cuando Santiago abrió los ojos. Hasta que con su voz
ronca, que tanto extrañaba escuchar, me dijo “pensé que nunca volvería a
estar aquí”. Con miedo bajé mi libro para verlo, no sabía qué contestarle.
Estaba muy emocionada como para hablar. Como siempre se burló de mí,
pero el esfuerzo le provocó un fuerte dolor. Me acerqué para asegurarme
que estuviera bien, le toqué la frente para descartar que tuviera fiebre. Él
se limitó a sonreírme, con esa sonrisa torcida que tanto me gustaba. Tenía
tantas preguntas ¿qué te pasó? ¿por qué te alejaste de mí? ¿me odias?
¿qué te hice? Pero decidí guardármelas, quería disfrutar este momento
y hacerlo durar todo el tiempo que fuera posible. Estaba aquí conmigo
ahora, me necesitaba como antes y eso era lo único que me preocupaba en
ese momento.
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que me pusiera peor. Rondar todo el día en mi cuarto solo me hacía darle