estábamos de irnos cuando la Susana Ese problema ya existía desde
dijo, extrañada: antes de que yo naciera. Sandino
—Oíme, vos ¿Qué es eso? buscaba acabar con los ideales de los
Seguimos su mirada hasta el final Somoza desde el comienzo de los
de la calle y pudimos ver a un años sesenta. Pero no fue sino hasta
grupo grande de guardias armados hace dos años atrás, en 1976, que los
acercándose. levantamientos entre el ejército de
—¡Metete ya, chavala! —me dijo Somoza y la guerrilla de Sandino
Carlos, agarrándome del hombro. No comenzaron a tomar fuerza. A veces,
me había dado cuenta de que ya todos algunos civiles que se oponían a la
estaban dentro de la casa menos yo. dictadura, llevaban a cabo revueltas
El hermano de Mabel cerró la puerta y
despacio, apagó la luz y se unió a intervenía lanzando bombas de gas
nosotras a ver qué estaba pasando. lacrimógeno o disparando. Mi familia
Ahí nos encontrábamos los cuatro, no se metía en esas cosas, pero como
haciendo tumulto en la ventana. éramos simpatizantes de Sandino,
Tal vez eran más, pero solo alcancé donábamos material de papelería
a contar quince. Caminaban todos para que se pudieran hacer folletos
bien sincronizados y en fila con sus que fomentaran la lucha contra el
uniformes y cascos verdes; traían sus régimen opresor. Por lo menos, así
armas en mano. era aquí en Matagalpa. Me imagino
—¿Son los de Somoza? —pregunté que, en la capital, era más fuerte.
yo. Que un grupo de guardias patrullara
—Sí —confirmó Mabel— Pero ¿Para las calles no era algo extraño, siempre
dónde van? No he escuchado que pasaba. Pero era la primera vez que
haya ningún alboroto. lo veía en persona. Y es que ese día se
—¿Y cómo vas a saber vos? Si no te para nos había olvidado el toque de queda.
tomaban
iglesias.
El
ejército
la boca, ni tiempo nos da de escuchar
las noticias —bromeó Roxana; pero
***
nadie se rió. No daba risa.
A la mañana siguiente, no pude ir al
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