Édgar Sánchez
E
s caer en un pozo profundo, húmedo y oscuro, lleno de algas verdes que te
atrapan y no te dejan mover; no puedes salir, no vas a morir. Te llenas de lodo,
tratas de escalar por los altos y resbalosos muros de piedra, pero te resbalas una y otra
vez sin poder subir un solo y mísero metro.
La melancolía es estar abajo en el pozo oscuro, pero querer estar arriba en
la tierra mirando el cielo azul, mientras compartes carcajadas con tus amigos e
incluso cruzas miradas de amor con la chica de tus sueños.
Es ver la luz en la boca del pozo e intentar escalar los muros que te aprisionan.
Tus uñas se empiezan a quebrar y te duelen los dedos, aunque el dolor no te
mata pero lastima poco a poco, tanto que aquellas pequeñas heridas se sienten
como si te hubieran arrancado las manos.
La melancolía es recordar los juegos que jugabas con tu papá en las vacacio-
nes de verano, cuando el sol brillaba en el largo y verde pasto del campo. Mien-
tras llueve y el agua recorre tu frente en el funeral de tu padre miras ese anillo
que usaba y tanto te gustaba por las incrustaciones de brillantes que tenía, y el
cual ahora llevas puesto porque formó parte de tu herencia cuando murió.
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¿Qué es la melancolía?