Youth Magazine Youth Magazine #4 | Page 37

HAY UNA LUZ QUE NUNCA SE APAGA /mi día de suerte Pasaban de las diez de la noche cuando mi teléfono sonó. Era Nuria, la chica que había rechazado salir conmigo ese día. Se me hizo tan raro que cuando quise contestar, el aparato dejó de sonar, pensé en llamarle de inmediato pero eso me haría ver como un desesperado, siempre me había visto así con ella, no sé por qué esta vez me detuve a meditar si regresarle la llamada o no, tal vez mi orgullo se sentía poderoso por una vez, pues nunca había dejado de atender ni siquiera un mensaje suyo. Mientras pensaba todo eso, el teléfono comenzó a sonar de nuevo, salí de mi trance y contesté sin pensar, en lugar de un “hola” indiferente, como era lo planeado, dije: “¿Qué onda? Perdón por no contestar”. ¡Qué idiota! -No te preocupes, ¿qué haces?, ¿ya estabas durmiendo? -No, para nada, apenas son las diez. -Por eso, tú te duermes a las ocho –dijo en un tono diferente, bajito, luego se rió. No sé si era mi imaginación, el pinche sueño que me cargaba o ella me estaba coqueteando. -¡Ja ja ja! qué simpática. ¿Has pensado en ser comediante? -No, sólo me gusta molestarte a ti. -Ah, ok, ya sabes cuando gustes, para eso son los amigos. -¿Amigos? –dijo con el mismo tono bajito, a huevo que eso era coquetear, sabía que me traía bien estúpido. Me estaba provocando-. ¿No que no querías ser mi amigo? -Bueno, es una forma de decir –mi voz se entrecortaba, quién sabe cómo le hacía pero hasta por teléfono me ponía nervioso. -¿Quieres que nos veamos? –preguntó, aunque estoy seguro que sabía lo que iba a decir, es más, sabía que no importaba qué hora fuese ni en donde estuviera, yo diría que sí. -Va, ¿dónde? -¿Pasas por mí?, estoy por Lindavista. Si quieres te veo en la plaza. -¡Órale!, ¿en media hora está bien? –no hacía menos de 40 minutos hasta el lugar, pero cómo siempre, podría cruzar un camino de dos horas en la mitad del tiempo con tal de verla. -Ok, me marcas cuando llegues. Con cuidado. -Igual, con cuidado. Nos vemos en un rato. Colgamos y corrí a mi cuarto para ponerme lo primero que encontré, la verdad es que ya estaba preparado para irme a dormir; me quité el pants, la sudadera y la playera que llevaba, tome un pantalón azul de mezclilla, playera gris, tenis rojos y mi chamarra negra. Me puse desodorante, perfume, me lavé los dientes, y me peiné al mismo tiempo que hacía buches con el enjuague bucal. Cinco minutos después de colgar ya estaba en el coche, hice rugir el motor al pisar el acelerador para poder llegar a tiempo, tomé Insurgentes norte e hice correr mi auto a todo lo que daba, pasé por Indios verdes y salí a la lateral a la altura de la Prepa 9, dos minutos más y estaba llegando al estacionamiento de la plaza. Acomodé el carro en el primer lugar que encontré. Bajé y busqué su número en el teléfono. Contestó al segundo timbrazo. -Hola. -Hola, ya llegué, ¿dónde estás? -Estoy llegando apenas, te veo en la entrada ¿va? -Ok, ahí te veo. Estaba nerviosísimo, las manos me comenzaron a sudar, así que me las iba restregando en el pantalón mientras caminaba a la entrada del lugar. La vi mucho antes de que ella me viera a mí, traía puesto un pantalón entre rosa y beige, una blusa de rayas blancas con azul y un saco también azul. Me gustaba mucho como se vestía, era hermosa por naturaleza, su maquillaje era discreto en todo menos en sus