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GABRIEL PINGARRÓN ESA BÚSQUEDA INCESANTE DE VOCES: NOTAS SOBRE JULIO CÉSAR FÉLIX Veo, en las redes sociales que mi amigo, Julio César Félix, el poeta nacido en Navolato, Sinaloa, en 1975, ha publicado un nuevo libro de poemas. Avecindado en Torreón, Coahuila, desde hace más de 15 años, realizando diversas actividades, todas relacionadas con su labor poética y literaria, y donde ha publicado la mayoría de sus poemarios (por lo que se le considera un poeta coahuilense); Julio César, que también radicó en el DF (hoy CDMX o Ciudad de México), es, en todo caso, un poeta del norte. No solamente por haber nacido en aquella región del país, sino también, por estar su poesía nutrida de los lugares y la gente de allá. Poeta sin grandes pretensiones intelectuales (aunque, cuando vivió en el DF, incluso en este mismo edificio donde nos conocimos –colonia Sinatel, al sur de la ciudad-, a finales de 1999, impartía las materias de: "Historia de las ideas" y "Lengua Española", en el CUT (Centro Universitario de Teatro) en la UNAM, y, a menudo, en sus poemas, hace alusión a nombres, frases, y anécdotas de personajes célebres); a partir de su poemario De noche todos los amores son pardos (1999), Julio César ha experimentado un gran avance. Producto de su incansable labor con la pluma: 10 poemarios y una antología personal: Laguna´s Night Club. Pero, también, de su intensa actividad como coordinador del Centro de Difusión Editorial de la Universidad Iberoamericana Torreón, donde además del Taller de Literatura, dirigió la revista Acequias (especializada en literatura y crítica cultural), la cual editaba la misma institución. Todo eso. Y "las cosas de la vida" a través de esos años han ido moldeando, afinando, fortaleciendo, profundizando su discurso, y, embelleciendo sus versos. De aquel joven poeta -tenía 25 años-, que conocí (cuya inteligencia y conocimiento de Samuel Beckett, me deslumbró; y de quien, luego de haber leído De noche todos los amores son pardos, pensé, que tenía una gran "vena poética"; que había musicalidad, y armonía en sus poemas; fantasía en sus metáforas, claridad en sus imágenes; que se expresaba con entera libertad, y hasta con desenfado, aunque también, con cierta ingenuidad); al poeta, ya maduro -a los 39 años-, como se manifiesta en Nacimos irritilas en el acuario del mundo (2013), media una gran distancia. La búsqueda incesante de voces, a partir de los cuatro primeros versos, de De noche todos los amores son pardos: Otra vez buscando / flautas en las tardes / para musicalizar este canto / que ambiciona voces.", ha tenido grandes hallazgos, y llenado, de muy diversas voces su canto, satisfaciendo esa ambición. Lo que ha enriquecido su propia voz, acrecentado su sensibilidad, afinado su oído, su percepción, la intuición con que capta el poema, y encuentra: "Sobre un claro amanecer en el desierto lagunero", el momento poético. Y, en: "Torreón es una cantina / expandida y diversificada / en putimil quinientas laguneras sucursales", el "tema poético".   No es la voz de Julio César Félix, una voz que clame en desierto (aunque se refiera a él en muchas ocasiones). No es la voz de un loco, sin escuchas, cuyas palabras se las lleve el viento, no. Es una voz, que lo mismo, "clama" en las cantinas y las playas de Torreón (aunque ya no las haya según el poeta), que en las avenidas sobrepobladas de "Chilangolandia". Y no se lleva el viento sus palabras, porque tienen alas; son palomas mensajeras que, siempre, encuentran destino. Gabriel Pingarrón y Julio César Félix GABRIEL PINGARRÓN es un actor de cine, teatro y actor de doblaje; poeta y dramaturgo. Conocido por doblar voces de grandes actores como Robert de Niro, Alfred Molina, Kelsey Grammer, entre otros más. También es conocido en el mundo del ánime por doblar la voz de Dabura en la serie Dragon Ball Z.