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también es necesario para incursionar en temas una vaca disecado al sol en la orilla del camino. El de mayor  alcance y profundidad. símbolo del poder económico y la riqueza estaba Tú formas parte de este último grupo de representado en los dueños de camiones que aventureros literarios, -escribir es una  aventura asistían al festejo. Como símbolo de la alegría, era la  maravillosa – que sienten la vocación de la fiesta salpicada de adornos de papel, música, baile, literatura, y se lanzan a su conquista dejando en comida, estallido de cohetes, la libertad de las ello la vida.  Pues junto a las tareas escolares, las carcajadas y la plática apasionada de los rancheros. lecturas técnicas de la profesión, los romances Ese día, en ese viaje, íbamos varias personas en un propios de la edad, las actividades sociales, la camión de redilas, que dejaba una culebra de polvo competición del trabajo, el deporte y la familia a los que lo seguían. Los adultos sentados en las entre otras cosas, la literatura  como todas las bancas que se habían colocado junto a las redilas; amantes celosas, pide su tiempo, su espacio, sus algunos niños sentados en las piernas de sus padres, caricias, sus desvelos, sus exhibicionismos, sus otros de pie en el piso junto a los demás hombres. desgarramientos, sus olvidos, sus promesas, sus Recuerdo que iba en los brazos de mi madre y por abandonos, sus historias y sus mentiras. Pero encima de su hombro, entre la rendija de las redilas sobre todo pide vivir en ti mismo, que del camión, podía distinguir los áridos matorrales, demuestres que la quieres, que luchas por ella, que se esparcían sobre la hirviente tierra rojiza. Pero que en un momento puedes dejarlo todo por vivir sobre todo se me quedó grabada la esquelética y con ella, porque forma parte de tu vida, de tu blancuzca cabeza de una vaca, con sus ojos pensamiento, de tus aspiraciones, de tu profundos de noria seca, que se cansó de mirar la existencia. Por estos motivos y algunos otros que vida. Ahí estaba como un eco de algo que existió y traigo desde que nací les digo que gracias a ella, se perdía rápidamente de mi vista. Yo conocía las la literatura,  puedo estar  hoy aquí frente a vacas y sus mugidos en los corrales y las que ustedes con mi texto para compartir algunas vagaban salpicando de excremento las calles, pero vivencias de mi niñez. ese día conocí su cementerio. Por disposición de quien tiene derecho a Tal vez en ese año o en el siguiente, mi padre  seleccionar nuestro lugar de nacimiento el cual adquirió una propiedad frente al cerro “Cazuelas”, puede ser premeditado o circunstancial, yo un poco antes de llegar a Francisco I. Madero, a pegué el primer chillido en una de las casas unos ocho kilómetros distante de la carretera. cercanas a la plaza principal de la Villa Francisco Consistía en terreno para siembra, área de I. Madero, del Municipio de Pánuco de Coronado, pastizales y casa para vivir con amplio corral. Aquí Dgo., localizado a escasos cuarenta kilómetros de  tuve nuevas experiencias que se incrustaron en mi la ciudad capital. cerebro y forjaron mis  primeros motivos de  Mi padre por su posición de Capitán de superación. Este lugar estaba habitado por dos caballería del Ejército Mexicano, era grupos de colonos: Los Fraccionistas o pequeños frecuentemente invitado a los festejos que propietarios, a los que pertenecía mi padre y el otro organizaban  en sus ranchos los grupo era el de los ejidatarios o agraristas. A los dos personajes  importantes del lugar. Estos cercanos pueblos los separaba una calle. Esa calle también viajes, a mi aproximada edad de tres años, fueron separaba las aspiraciones personales, los caballos  y las primeras imágenes que registra mi memoria. los burros;  los ricos y los pobres.  Recuerdo como un símbolo de la muerte y de la sed: el cráneo de