War Airsoft Magazine - Versión Digital Edición 2 | Page 21
Para brincar no tuvimos problema, porque el
sargento estaba en la puerta del aeroplano, y al
que no quería saltar él lo empujaba. La gente
gritaba, no quería brincar. Cuando yo brinqué,
había ocho soldados antes que yo. Cuando
bajamos y estaba ya en el suelo, había detrás
de mí un tanque de Alemania, que me tiró una
bala muy gruesa. Saltaron todos los pedacitos
y una bala me pegó atrás, con tan buena suerte
que tenía mi impermeable doblado atrás,
porque sin él habrían pasado pedazos
de esquirlas.
Yo todavía iba andando con la sangre de esa
bala que se me enterró, yo sentía muy caliente
(la herida), pero seguía andando hasta que me
vi con el sargento, que vino a llamar a los
médicos, y ya no seguí más con los
paracaidistas.
Nos atendieron en una carpa, y ahí estuve un
mes, y cuando me dijeron que me iba ir de
regreso, yo dije que quería seguir con mi
compañía, que ya estaba en Alemania. Y en el
Día de Acción de Gracias, me pegó otro tanque
en la mano derecha en medio del dedo chiquito
y el otro, y luego en los pies y la rodilla, que
estaban llenos de pedacitos de bala.
Me hirieron otra vez y fui al hospital. Cuando
volví, ya no fui a la frontera, ya Alemania se
entregó.
Cuando llegué aquí a Estados Unidos, le di
gracias a Dios que me cuidó, y a los rezos de
mi tía y mi hermana. Me dio mucho gusto ver
que Dios me había cuidado. Pero al mismo
tiempo, tres de mis compañeros sí no volvieron,
y me sentí muy mal de ver que no volvieron. Yo
dormía con ellos en su casa y nos cuidábamos
los unos a los otros.
De una vez me acosté, no quería pensar,
pensaba en muchos de ellos, yo fui el único que
volví. Como por seis meses, no quería nada.
Siempre pensando en mis amigos. No he ido a
Normandía, yo quería ir, pero ya no.
Fuente: http://news.bbc.co.uk