Voz Montevives Nº 11 | Page 44

La desdicha del campesino

Adrián Martín y Jacobo Ortega
Novela picaresca a la manera del siglo XXI
Prólogo : Lo recuerdo como si fuera ayer , el día que prendió la mecha de mi vida , me levanté y encontré a mi hija y al lado mi bella mujer , era preciosa , tenía una sonrisa cálida como el sol del verano , un largo pelo que casi le llegaba a la cintura , una nariz achatada pero preciosa para mi gusto y por no hablar de sus bonitos ojos que desprendían una tranquilidad semejante a una tarde de domingo . Era pronto , como las cinco de la mañana , yo marchaba a trabajar , pero cuando las vi ahí a las dos : mi mujer , Laura y mi hija , Marta supe que algo no iba bien , se me pasaron todo tipo de ideas por la cabeza pero , jamás pensé que podían haber echado a mi mujer del trabajo , la empresa en la que trabajaba se había hundido . Mi hija ya tenía al menos trece años , una edad suficiente como para contarle cosas así y lloró desolada a abrazarme , tras minutos entre silencio y lágrimas yo no tuve otra que irme a trabajar al campo , donde ganaba un sueldo con el que no podíamos vivir los tres .
CAPÍTULO I . La solución Unas semanas más tarde ya llegando al fin de mes , mi mujer seguía sin trabajo . Lo había buscado por todas partes , pero no había un golpe de suerte , estaba todo solicitadísimo , propio de una época en crisis . Se agotaban nuestros ahorros y después de una tarde dándole vueltas a la cabeza y mi mujer y yo tuvimos que tener una conversación :
-Karim , no podemos seguir así … - me dijo ella . Pero era una situación difícil y conteste lo más ingenioso que se me vino a la mente en ese momento . -Trabajaré horas extra , las conseguiré como sea- le contesté a modo de consuelo . -Pero estarás muy cansado … -No importa-le dije yo , cerrando así la conversación que terminó con un silencio abrumador .
Al día siguiente al volver del oficio , nada más entrar por la puerta exclamé : - ¡ He conseguido más horas en el trabajo , podremos salir adelante ! Mi mujer y mi hija ilusionadísimas vinieron a abrazarme . Con la cabeza echada en mi pecho y mirándome con esos ojos tan adorables que tenía mi hija me preguntó : -Papá , ¿ cuándo empiezas ? -Esta misma tarde , hija . -Eso está bien , ¿ no ? - me dijo con la inocencia que aún le caracterizaba . -Sí , está genial- afirmé .
Aquel día habría marchado a trabajar , claro , si realmente me las hubieran dado , ni siquiera las había pedido . Lo que hice fue ir al mercado . Di unas cuantas vueltas y … ¡ Bingo ! Era mi oportunidad perfecta se encontraban un guiri y un vendedor discutiendo . Deduje que el ofertante estaba timando al chico , también entendió alguna palabra suelta en alemán de lo poco que recordaba de la escuela lo que confirmó mi pensamiento . Ambos estaban sumidos en una pelea a gritos , voces por allí y voces por allá ,