Voz Montevives Nº 10 | Page 53

Lucía

IRATI GARCÍA FONTANA
Relato ganador en el concurso convocado con motivo del Día de la Mujer . Categoría 3 º -4 º de ESO
Lucía era una chica normal , que vivía en un pueblo pequeño del interior donde la gran mayoría de la gente no pensaba como ella , y sus ideas les parecían descabelladas .
En su casa la situación a simple viste no estaba mal , pero su padre un panadero con un carácter fuerte , siempre decía que Lucía de mayor trabajaría en el negocio familiar , sí o sí . Pero ella soñaba siempre en su habitación con ser doctora para ayudar a la gente .
Su padre se reía de ella , cada día a la hora del almuerzo diciéndole que la necesitaba en la tienda , que su sueño era una tontería y que dejara esas ideas imposibles que nunca lograría cumplir por ser una chica . Y las mujeres no servían para eso . Su obligación era ser panadera o ama de casa . Pero aquellas discusiones entre gritos hacían que ella quisiera serlo aún más .
Ella deseaba este trabajo porque a sus nueve años su abuelo se puso muy enfermo y falleció . Cuando a su edad le preguntó que le había ocurrido , nadie lo sabía así que en ese momento y con su oso de peluche entre sus manos decidió que ese iba a ser su trabajo y que ninguna niña pequeña debería de ver sufrir a las personas que más querían . En el instituto sacaba notas excelentes , era una chica de sobresalientes y todas aquellas noches sin dormir mientras estudiaba merecían la pena porque estaba más cerca de cumplir su sueño .
En el instituto sacaba notas excelentes , era una chica de sobresalientes y todas aquellas noches sin dormir mientras estudiaba merecían la pena porque estaba más cerca de cumplir su sueño .
Al terminar bachillerato estaba aterrada al volver a exigir a su padre su sueño y esa fue la vez que más pelearon , tanto que su padre le pegó una bofetada y le dijo que jamás cumpliría su sueño y dejara de decir estupideces .
En ese instante , su madre dio un golpe en la mesa , se puso de pie y miro fijamente los ojos de su marido y con voz firme dijo “ Lucía , merece un futuro mejor del que nosotros podemos darle . Llevamos cuarenta años levantándonos a las seis de la mañana para trabajar , gracias a ello hemos vivido bien y tenemos unos ahorros con el que vas a ofrecerle la oportunidad de unos estudios y de un sueño . Y tú no eres nadie para decirle que no ”. La habitación se quedó en silencio , y la madre abrazó a su hija .