Cada vez son más frecuentes las agresiones de hijos/as a padres, pero ¿cuál es el motivo de esta situación? La educación que proporcionan los padres y las costumbres tienen un gran peso en nuestros valores y personalidad, eso no significa que la personalidad de ambos tenga que ser idéntica. Tendremos puntos en común ya que los hijos/as tenemos como referente la figura del padre y/o la madre, pero en base a la madurez adquirida vamos formando su propia personalidad.
Muchas veces, los padres, por no ver llorar al niño/a o por no aguantar una rabieta dicen ‘sí’ a algo con lo que no están de acuerdo porque prefieren la satisfacción del hijo/a a una pataleta. En un principio puede no parecer algo perjudicial, pero cuando el tiempo pasa y el niño/a se acostumbra a esa permisividad, entonces, es cuando los padres echan la vista atrás y piensan “si no hubiera…”.
Pero estos problemas de conducta no solo vienen por haber adquirido una actitud egoísta y caprichosa. El comportamiento de estos jóvenes va cambiando poco a poco, hasta que derepente un día estalla y rompe algo, insulta y se comporta de manera agresiva, e incluso suelta una bofetada. Es entonces cuando llega la pregunta ¿y por qué? Ahí entra el trabajo de los profesionales.