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Es una enfermedad digestiva crónica de origen desconocido que afecta
aproximadamente al 14% de la población en los EEUU. Su incidencia ha
aumentado enormemente en los últimos 20 años.
Todos hemos oído hablar de alguien que sufre de dolores abdominales y que va al
gastroenterólogo y éste lo examina cuidadosamente y no le “encuentra nada”.
Sin embargo el paciente tiene dolores intensos que perturban a veces muy
seriamente su vida cotidiana.
Y aprovechan las industrias para vender yogures como una panacea para
“solucionar” los problemas intestinales.
Casi el 50% de las consultas al gastroenterólogo se deben a este cuadro digestivo
funcional.
Es un problema funcional. La estructura está intacta, el intestino grueso, el colon
está estructuralmente “perfecto” y los estudios, las biopsias, las endoscopias del
colon, no muestran alteraciones de ningún tipo.
Es un problema puramente funcional. No funciona bien, no funciona como debería
y se estancan las materias que deben evacuarse regularmente.
El enfermo tiene dolor, a veces intenso, y además diarrea o estreñimiento.
O a veces alterna diarrea con estreñimiento.
El síndrome de colon irritable o de intestino irritable (SII) se clasifica en tres tipos.
* En el primer tipo predomina el estreñimiento (SII-E)
* En el segundo tipo predomina la diarrea (SII-D)
* En el tercer tipo hay alternancia (A) entre estreñimiento y diarrea (SII-A)
En cualquiera de estos tres tipos hay una característica común: la molestia o dolor
abdominal que suele localizarse en la parte baja del abdomen, pero puede migrar
hacia otros sitios.
Pero la molestia es localizada a nivel abdominal. Hay espasmos, contracciones
involuntarias, bruscas e inesperadas que generan el dolor.