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- Los regímenes dictatoriales, corruptos, no dudan para perpetuar el disfrute del poder y el enriquecimiento personal que conlleva el recurso a prácticas como las detenciones masivas y fuera de la ley, el nombramiento de jueces fuera de la legalidad, los cambios en el ordenamiento legislativo sin que hayan sido aprobados por los representantes libremente elegidos del pueblo, la manipulación de los resultados electorales, el uso del ejército y policía o grupos parapoliciales para perpetuarse en el poder, etc.
- Los regímenes no democráticos con frecuencia recurren a prácticas como coartar la libertad de participación política, impedir formar partidos y sindicatos, limitar o censurar las informaciones de los medios de comunicación, presionar a los disidentes, etc.
- Algunos regímenes confesionales (es decir, en los que existe una religión como oficial para el Estado) persiguen a las minorías de otros credos, limitando su derecho al ejercicio de la libertad de culto, y en ocasiones también impiden determinadas prácticas relacionadas con las creencias personales: en muchos países del mundo la homosexualidad o el ateísmo están duramente perseguidos, por ejemplo.