Vida Médica Volumen 71 N°2 - 2019 | Page 64

64 } VIDAMÉDICA / SOCIEDAD, CULTURA Y MEDICINA De las paradojas de los números del cerebro, arte y de ciencia O CÓMO 174 MIL MILLONES DE NEURONAS Y CÉLULAS GLIALES NO NOS SALVAN DE LA IGNORANCIA Dra. Andrea Slachevsky Chonchol Neuróloga y Doctora en Neurociencias C ada cerebro humano está poblado por 87 mil millones de neuronas. Pese a esta enorme cantidad, que po- dríamos creer que nos dota de aptitudes intelectuales extraordinarias, nuestras capacidades son bastantes más aco- tadas de lo creemos: el cerebro tiene límites. ¿Por qué activi- dades intelectuales colectivas, como el arte y la ciencia, nos ayudan a contrarrestar los límites del funcionamiento del ce- rebro individual? Estudiar el cerebro nos permite comprender los límites de su funcionamiento. Es relativamente pequeño: pesa entre 1.300 y 1.400 g, cerca del 2% de la masa corporal, pero consume el 20% del oxígeno y de las calorías utilizadas por todo el orga- nismo. Está conformado por 87 mil millones de neuronas, las células más conocidas del sistema nervioso central, que están rodeadas por las células gliales. La proporción entre ambas varía en la escala evolutiva, pasando de una célula gilial por cada seis en el cerebro de las sanguijuelas a una por neurona en el cerebro humano. Así, el cerebro humano está constituido por 174 mil millones de células cuyo funcionamiento deter- mina sus propiedades y capacidades. Las neuronas y células gliales están comunicadas unas con otras y su propiedad fun- damental es la transmisión de información entre ellas. Cada neurona puede establecer conexiones con hasta 10.000 otras y se estima que hay en el cerebro unos 125 trillones de puntos de contactos llamados sinapsis, mediante las cuales se confor- man desde microrredes, formadas por elementos neuronales contiguos, a macroredes, en las que interactúan regiones ce- rebrales distantes. La enorme cantidad de interacciones po- sibles entre los 174 mil millones de neuronas y células gliales podría originar una variedad casi infinita de cerebros, pero tal heterogeneidad no ocurre. Las conexiones entre los elemen- tos neuronales no son aleatorias, sino que se establecen según determinados mapas. El proyecto Conectoma Humano, que es- tudia la cartografía de las redes neuronales, ha mostrado que las conexiones de los cerebros humanos se organizan según determinados patrones. El estudio de nuestra imaginación, de los trastornos del cere- bro enfermo y de cómo percibimos el mundo muestran una variabilidad relativamente limitada. La imaginación, que podríamos pensar rupturista, es limitada, como lo ilustra la descripción de los monstruos del siglo XVI en La lógica de lo viviente, de François Jacob. “Reflejan siempre lo conocido, no hay ninguno que no recuerde algo, que sea totalmente distinto de lo que puede verse aquí o allá, sólo que no se asemejan a un único ser, sino a dos, tres o más a la vez”. En suma, la imagina- ción no es la creación de algo nuevo totalmente diferente, sino que se parece a un juego de Lego en que combinamos piezas conocidas para crear una realidad diferente pero dentro del