VIDAMÉDICA / MÉDICOS MAYORES
{ 75
CIRCUNSTANCIAS EN RELACIÓN A LA
CREACIÓN DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE
Emma Salas Neumann
Profesora de Estado. Académica de la U. de Chile
L
a Universidad de Chile nace dentro de un clima pre-
vio de surgimiento intelectual, en el que participaron
figuras exiliadas de los países del continente junto a
otras chilenas, como el venezolano Andrés Bello, los
argentinos Sarmiento, Vicente López, José M. Gutiérrez, Juan
Bautista Alberti y Bartolomé Mitre, los uruguayos Juan Carlos
Gómez y Juan García del Río. A estos se agregan otros euro-
peos que se habían avecindado en el país, entren los que se
cuentan Ambrosio Lozier, Claudio Gay e Ignacio Domeyko.
En 1839 los profesores del Instituto Nacional acordaron reu-
nirse periódicamente y presentar sus producciones literarias y
científicas, academia que se transforma en 1942 en la “Sociedad
Literaria”, que presidió José Victorino Lastarria. Ésta empezó
a publicar el “Semanario de Santiago” en el que colaboraron
Antonio García Reyes, Manuel Antonio Tocornal, Salvador
Sanfuentes y Joaquín Vallejos (Jotabeche) desde Copiapó.
En la misma época, Vicente López inició en el puerto la publi-
cación de la “Revista de Valparaíso”; y Juan García del Río, la
denominada “El Museo de Ambas Américas”. La masificación
de estas inquietudes coincidió con la presencia en el país de
Raimundo Monvoisin (autor del retrato de Andrés Bello) y Juan
Mauricio Rugendas. Al mismo tiempo, dos editores españoles,
Manuel Rivadeneira y el conocido Santos Tornero, se avecinda-
ron en Valparaíso y emprendieron la publicación de la literatu-
ra española.
Por esos días, Domingo Faustino Sarmiento publicó su
“Civilización y Barbarie: Vida de Juan Facundo Quiroga”; Andrés
Bello, sus “Principios de Derecho Internacional”; Juan María
Gutiérrez, su “América Poética”; Domeyko, “La Araucanía y sus
Habitantes”, obras que se suman a las publicaciones poéticas
de las ciencias de Lastarria, Sanfuentes, Bilbao y otros. La
mayoría de los nombrados pasaron a integrar las filas de la
Universidad de Chile, tanto como miembros de sus Facultades
como en cargos directivos.
Sin embargo, la Universidad de Chile no se libró de los ata-
ques de los grupos “ultramontanos”, como los llama Amanda
Labarca. La Universidad de San Felipe, para algunos, o solo
la nueva orientación de la institución de educación superior
para otros, se negaba a morir. El Decreto de Egaña de 1837 y el
posterior de 1843, que ordenaba la cesación total de las activi-
dades de la antigua universidad, no fue obstáculo para que el
último rector de la U. de San Felipe fuera un fuerte contendor
de Andrés Bello para ocupar la rectoría de la U. de Chile. No
obstante, el carácter fuerte del Ministro de Instrucción Pública,
don Manuel Montt, impuso el nombre de Bello, por considerar-
lo más idóneo para el cargo.
Luego de ser nombrado por el Gobierno en 1843, fue reelegido
cuatro veces por sus pares en el Claustro pleno, permaneciendo
como Rector por 22 años hasta su muerte el 15 de Noviembre
de 1865.
Andrés Bello dejó su país natal, Venezuela, en 1810, para ir a
Londres, donde permaneció por 19 años. Después de pasar mo-
mentos familiares muy difíciles y apuros económicos, fue con-
tratado por Mariano Egaña, a nombre del Gobierno de Chile,
para organizar el Ministerio de Relaciones Exteriores. Llegó en
1829, cuando ya tenía 49 años. Su venida a este país, conside-
rado entonces no solo un lugar de fin del mundo, sino también
un país en que reinaba la anarquía, debe haber sido para Bello
una difícil decisión, pero sin duda fue atinada.
A pesar de no haber tenido un comienzo tan auspicioso como
lo deseara, en esta nación se le dio la oportunidad de aplicar
sus capacidades en beneficio de nuestro país y le permitió al-
canzar la estatura histórica continental que hoy goza su figura.
En vida, en Chile fue estimado y respetado por sus colegas y
distintos gobiernos.
Sus últimos años los pasó casi inválido. No obstante conservó
su lucidez mental y presidió la Universidad hasta sus últimos
días. Su rectorado logró orientar y consolidar la situación de la
institución. Su fallecimiento dio lugar a grandes muestras de
pesar y los homenajes a su memoria se sucedieron intermina-
blemente. Su estatua fue costeada por subscripción popular y
fue encargada al gran escultor chileno Nicanor Plaza, la que se
encuentra hoy en uno de los patios de la casa central y luce una
réplica frente al edificio universitario.
Referencias: AMUCH (Asociación de Mujeres universitarias de Chile). Apuntes Históricos Universidad de Chile. 1992.