Vida Médica Volumen 70 N°3 - 2018 | Page 48

48 } VIDAMÉDICA / IN MEMORIAM Homenaje de sus colegas del Hospital Clínico San Borja Arriarán EL LEGADO DEL DR. ENRIQUE ÁLVAREZ LIRA Dr. Francisco Barrera Q. - Pediatra HCSBA Dra. Daniela Ugarte C. - Post Becada de Pediatría HCSBA A dmirable colega y entrañable amigo, reconocido por sus profundos valores humanos, compromiso y espíritu docente. El deceso del Dr. Enrique Álvarez Lira (QEPD), produjo un profundo impacto y pesar en el Hospital Clínico San Borja Arriarán, en el ámbito pediá- trico nacional y la nefrología infantil del país. Lamentamos su pérdida y prematura partida. Nació en la comuna de Chanco, provincia de Cauquenes, Región del Maule, y una vez terminados sus estudios de hu- manidades, siguió la carrera de Medicina en la Universidad de Concepción. Tras egresar, fue destinado como Médico General de zona a Lanco, en la provincia de Valdivia, Región de Los Ríos, donde rápidamente logró el aprecio y reconocimiento de sus habitantes. Cinco años después, en 1975, inició su beca en el Hospital Manuel Arriarán, donde contribuyó a la formación de un excelente grupo de becados, destacando nuevamente por sus valiosas condiciones humanas y dedicación al estudio. En 1978, a fines de su período de beca, el Dr. Alejandro Maccioni S., Jefe de Servicio de Pediatría del Hospital Manuel Arriarán, lo entusiasmó con la Nefrología infantil, especialidad iniciada en dicho hospital a comienzos de la década de 1960. El Dr. E. Álvarez Lira participó precozmente en la creación y desarrollo de la Unidad de Tratamiento Intensivo Pediátrico del HCSBA, siendo uno de sus residentes. Preocupado por el desarrollo de la especialidad en nuestro hospital, impulsó el mejor estudio del paciente nefrológico infantil, su histopatología a través de biopsia con microscopía de luz y electrónica, la optimización de su manejo y calidad de vida, los procedimientos de diálisis hospitalaria y ambulatoria, aguda y crónica. Apoyó toda iniciativa en beneficio del servicio clínico y del departamento de Pediatría. Contribuyó generosamente en la formación de becados del HCSBA y del Hospital Luis Calvo Mackenna. Las reuniones clínicas, el curso de extensión en pe- diatría ambulatoria, las Guías de Práctica Clínica en Pediatría del Hospital Clínico San Borja Arriarán, el Boletín del servi- cio y Departamento de Pediatría, el libro “Origen, Memorias y Vivencias del Hospital Manuel Arriarán Barros”, son parte de su legado. También, tuvo una destacada participación en las actividades de la rama de Nefrología infantil de la Sociedad Chilena de Pediatría. Sus mejores esfuerzos los realizó en la docencia con los beca- dos de Pediatría y Nefrología, quienes reconocieron en él a un docente con un alto grado de compromiso y profundos valores humanos. Una tarde de junio, me llamó por teléfono, informándome que estaba hospitalizado hacía una semana. De inmediato fui a verlo a la clínica. Me contó con una mirada triste del deterioro de su salud y me solicitó mantener su hospitalización en carác- ter confidencial y de reserva, a lo que accedí. Conversé con su esposa Mariel, su hijo Pablo y su nuera Marcela quienes me hi- cieron la misma petición. Antes de retirarme, me comprometí a guardar absoluta reserva. Me despedí con una profunda, cari- ñosa y cálida última mirada de él y su familia, comprendiendo que Enrique estaba en las manos de Dios. Luego de una exitosa intervención al colon, nos empeñamos con el Dr. Francisco Prado A., en lograr el alta transitoria a su casa. Sin embargo su condición de salud no lo permitió. La falla multisistémica pudo más que los esfuerzos médicos y de enfermería. Una tranquila tarde del mes de julio, Enrique par- tió silenciosamente en la compañía de sus seres más queridos. Nos quedamos con los mejores recuerdos e intentaremos con- tinuar su hermoso ejercicio de la medicina como arte y ciencia. Debemos seguir trabajando y protegiendo la salud del niño, tal como él nos lo enseñó. Infinitas gracias, Doctor Álvarez.