VIDAMÉDICA / REPORTAJE
eso no ha ocurrido. Han sido casos aislados, particulares y
muy dramáticos”, comenta.
Especialista en el ámbito de los derechos sexuales y repro-
ductivos, Rubio asegura que no se ha debatido de forma seria
sobre temas de futuro y entrega dos lineamientos que a su
juicio son muy relevantes de ser considerados a corto plazo.
“Es muy importante que tengamos una preocupación por aco-
ger a las mujeres migrantes en nuestras políticas de género
porque existen comportamientos reproductivos diferentes y
deben tener un tratamiento especial”, señala.
También plantea la relevancia de poner el foco en la natalidad
adolescente en sectores vulnerables. Una de las principales
causas, plantea, de que se mantenga al mismo ritmo de las
últimas dos décadas es la falta de oportunidades y las pocas
opciones de crecimiento personal. El resto de los grupos so-
cioeconómicos y etarios ha disminuido sus cifras de forma
constante.
En la misma linea, debido a su larga trayectoria en el tra-
bajo con menores de edad, la doctora Yarza pide que las ni-
ñas estén en el centro de las reformas a la salud, en especial
las provenientes de familias con menos recursos. “El aspecto
emocional de las niñas es fundamental. Nuestros estudios in-
dican que son ellas las que se enferman más y de forma más
grave. La pobreza y la violencia de género generan variacio-
nes del ánimo o depresiones en una de cada cuatro menores.
Esto, luego se refleja en todo tipo de patologías en las niñas”,
indica.
Por otra parte, desde la perspectiva regional y, más específi-
camente en las zonas rurales, a juicio de la doctora Peña urge
educación en equidad. “Tiende a haber pacientes y funciona-
rios con un machismo fuertemente instaurado y eso provo-
ca la reproducción de esos comportamientos. Esto deriva en
violencia contra las mujeres a todo nivel, incluso amenazas
a médicas o la idea de que nuestras atenciones son menos
válidas”.
Desafíos y avances
Pese al complejo análisis de la situación y a las dificultades
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que se presentan, ya se avizora parte del camino en el que se
deberá avanzar en los próximos años con el fin de emparejar
la cancha entre hombres y mujeres.
La doctora Patricia Muñoz dice que las universidades tendrán
un gran desafío a la hora de estudiar cada uno de sus esta-
mentos con la finalidad de erradicar el sexismo de las aulas.
“Tenemos que hacer un diagnóstico muy relevante de qué es
lo que se considera sexista, cuánto tienen de educación se-
xista nuestras mallas y cuánto de sexismo tienen nuestros
perfiles de egreso. Este movimiento tiene una fuerza que nos
obliga a realizar una mirada de todo lo que estamos haciendo
para saber cuánto se han normalizado estas conductas ma-
chistas que nos parecían naturales”, indica la académica.
Para Begoña Yarza los cambios deben ser implementados lo
antes posible y durante su gestión en el hospital Exequiel
González Cortés ha avanzado en potenciar el rol de las muje-
res. “Armamos un grupo para prevenir la violencia intrafami-
liar o de género y nos dimos cuenta de que eso era la punta
del iceberg. Por esa razón lo transformamos en un equipo de
Cultura de Género. Hoy en el hospital contamos con casi un
80% de trabajadoras y el 65% de las jefaturas son mujeres. En
el sector público esa cifra no sobrepasa el 30% y en el privado
el 15%”, explica.
La doctora Sepúlveda también pide un trabajo arduo en esa
línea. “Más que una cuota de género, creo que los equipos de
selección deben contar con la misma cantidad de hombres y
mujeres. Se debería reglamentar una medida de esas caracte-
rísticas”, analiza.
La doctora Crispi, en tanto, cree que el proceso debe incluir
medidas concretas a corto plazo. “Debemos tener tolerancia
cero a los acosos sexuales genera