VIDAMÉDICA / REPORTAJE
“E
stábamos en medio de una intervención qui-
rúrgica prostática cuando el doctor que en-
cabezaba el equipo me pidió unas pinzas. Al
entregárselas, mis manos tiritaron un poco.
Él me dijo ‘deberías irte a tu casa y dedicarte a la cocina’”.
La doctora Paola Peña tenía 25 años cuando ocurrió la situa-
ción que hasta hoy rememora con incomodidad. Fue en 2014,
cuando cursaba su séptimo año de la carrera de medicina y
era interna en el Hospital Regional de Coquimbo.
“En el lugar había otros dos doctores, más todo el equipo, in-
cluidas enfermeras y arsenaleras. Me sentí muy avergonzada,
pero nadie dijo nada. Yo tampoco. Estaba normalizado que
esas cosas ocurrieran”, cuenta. La doctora no hizo caso y no
se fue a la cocina. Hoy, es directora del Hospital San Juan de
Dios de Vicuña, una de las facultativas más jóvenes en ocupar
ese cargo en todo el país.
Desde el año 2015, el movimiento #Niunamenos ha sacado
a miles de personas a las calles de decenas de ciudades del
mundo con el fin de hacer un llamado de atención ante la
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violencia de género representada de su forma más brutal en
el alto número de homicidios y ataques contra mujeres de
todo el planeta.
La aparición de una serie de corrientes en redes sociales
como “MeToo” o “Time’sUp”, surgidas tras la denuncia ma-
siva de abusos sexuales contra el mayor productor de cine
hollywoodense, Harvey Weinstein, historia que se replicó a
nivel local tras las duras acusaciones contra el director de
televisión, Herval Abreu y el cineasta Nicolás López; la bru-
tal violación y homicidio de la joven Argentina Lucía Pérez
de solo 16 años; el ataque grupal ocurrido en la fiesta de San
Fermín en España a una joven de parte de un grupo autode-
nominado “La Manada”; son solo algunos de los hechos que
han puesto la temática como una de las preocupaciones más
relevantes a nivel internacional.
En mayo, fue el turno de las universidades locales, donde las
tomas se multiplicaron dando cuenta del profundo malestar
por la educación sexista expresada en arraigados comporta-
mientos de menoscabo a la mujer, que incluso llegan hasta
casos de acoso sexual permanentes y que, en la mayor parte
de los casos, quedaban impunes.
El debate en diversos espacios sociales se ha tomado la agen-
da nacional. Eliminar las brechas salariales, acabar con ho-
micidios, agresiones y abusos, fomentar el acceso igualitario
a los cargos de poder, avanzar hacia una educación no sexis-
ta, dejar de lado el lenguaje misógino, abolir las diferencias
de pagos en planes de salud, son solo parte de los cambios
que se exigen.
Los desafíos alcanzan a todos los niveles y el ámbito de la
salud no ha estado ajeno a estas malas prácticas. Es por eso
que el Colegio Médico creó una comisión especial sobre el
tema y dentro de sus primeras medidas impulsó la campaña
#EnSaludTambién, para denunciar situaciones que van desde
el humor sexista y humillaciones, hasta acoso.
Además, desde junio se comenzó a impartir un curso gratui-
to, para incluir una visión de género en la construcción de
políticas sanitaras; en la manera en que se evalúa clínicamen-
te a las mujeres; y en la forma en que se ejerce y enseña la
medicina.
La doctora Francisca Crispi es una de las principales promo-
toras de este cambio cultural y es la primera encargada de
la Comisión de Género y Salud del Colegio Médico. Asegura
que estamos ante una gran oportunidad para realizar modi-
ficaciones profundas, pero también asume que su implemen-
tación tiene que ser en el mediano y largo plazo. Por eso,
explica, se debe comenzar, de forma urgente, desde las insti-
tuciones y las políticas estatales en la materia.
“Los médicos y médicas debemos abordar la violencia de gé-
nero como una determinante social de la salud. Que las muje-
res tengan condiciones de trabajo precarias, con una brecha
salarial indignante, con condiciones contractuales inestables,
con discriminación por la maternidad, son factores relevan-
tes para que no puedan realizar su vida de manera saluda-
ble”, comenta.
Además, pone énfasis en “que las mujeres se vean