VIAJES DE GULLIBER Swift, Jonathan - Los viajes de Gulliver | Page 22
16
Dos días después de esta aventura, el emperador, que había ordenado que estuviesen
listas las tropas de su ejército de guarnición en la metrópoli y las cercanías, tuvo la
ocurrencia de divertirse de una manera muy singular: hizo que yo me estuviera, como un
coloso, en pie y con las piernas tan abiertas como buenamente pudiese, y luego mandó a su
general -que era un adalid de larga experiencia y gran valedor mío- disponer sus tropas en
formación cerrada y hacerlas pasar por debajo de mí, los infantes de a veinticuatro en línea
y la caballería de a dieciséis, a tambor batiente, con banderas desplegadas y con lanzas en
ristre. Este cuerpo se componía de tres mil infantes y mil caballos.
Había enviado yo tantos memoriales y tantas solicitudes en demanda de libertad, que Su
Majestad, por fin, llevó el asunto primero al Gabinete y luego al Consejo pleno, donde
nadie se opuso, excepto Skyresh Bolgolam, quien se complacía, sin que yo le diese motivo
alguno, en ser mi mortal enemigo. Pero fue aprobado, en contra de su voluntad, por toda la
Junta, y confirmado por el emperador. Ese ministro a que me refiero era Galbet, o sea
almirante del reino, persona muy de la confianza de su señor y muy versada en los asuntos,
pero de temperamento rudo y agrio. Sin embargo, le persuadieron al fin para que
consintiese, pero concediéndole que los artículos y condiciones bajo los cuales se me
pusiera en libertad, y que yo debía jurar, fuese él mismo quien los redactase. Estos artículos
me fueron presentados por Skyresh Bolgolam en persona, acompañado de los
subsecretarios y varias personas significadas. Una vez que me fueron leídos, se me propuso
que jurase su cumplimiento, primero a la usanza de mi propio país y luego según el
procedimiento descrito por las leyes de allá, y que consistió en sostenerme en alto el pie
derecho con la mano izquierda, al tiempo que me colocaba el dedo medio de la mano
derecha en la coronilla y el pulgar en la punta de la oreja derecha. Pero como el lector
puede que sienta curiosidad por tener una idea del estilo y modo de expresión peculiar de
este pueblo, así como por conocer los artículos en virtud de los cuales recobré la libertad,
he hecho la traducción de todo el documento, palabra por palabra, tan fielmente como he
podido, y quiero sacarlo a luz en este punto:
«Golbasto Momaren Evlame Gurdilo Shefin Mully Ully Gue, muy poderoso emperador
de Liliput, delicia y terror del universo, cuyos dominios se extienden cinco mil blustrugs -
unas doce millas en circunferencia- hacia los confines del globo; monarca de todos los
monarcas, más alto que los hijos de los hombres, cuyos pies oprimen el centro del mundo y
cuya cabeza se levanta hasta tocar el Sol; cuyo gesto hace temblar las rodillas de los
príncipes de la tierra; agradable como la primavera, reconfortante como el verano,
fructífero como el otoño, espantoso como el invierno. Su Muy Sublime Majestad propone
al Hombre-Montaña, recientemente llegado a nuestros celestiales dominios, los artículos
siguientes, que por solemne juramento él viene obligado a cumplir:
»Primero. El Hombre-Montaña no saldrá de nuestros dominios sin una licencia nuestra
con nuestro gran sello.
»Segundo. No le será permitido entrar en nuestra metrópoli sin nuestra orden expresa.
Cuando esto suceda, los habitantes serán avisados con dos horas de anticipación para que se
encierren en sus casas.
22