VIAJES DE GULLIBER Swift, Jonathan - Los viajes de Gulliver | Page 146
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entendimiento humano por bajo de la sagacidad de un simple sabueso, que tiene criterio
suficiente para distinguir y obedecer el ladrido del perro más experimentado de la jauría,
sin equivocarse nunca. Díjome mi amo que una de las cosas que le asombraban más en los
yahoos era una extraña inclinación a la porquería y a la basura, mientras en todos los demás
animales parecía existir un amor natural a la limpieza. En cuanto a las dos primeras
acusaciones, tuve a bien dejarlas pasar sin réplica, porque no tenía una palabra que oponer
en defensa de mi especie; que, de tenerla, la hubiese opuesto dejándome llevar de mi
inclinación. Pero hubiese podido fácilmente vindicar al género humano de singularidad
respecto del último punto sólo con que hubiese habido un puerco en aquel país -que, por mi
desgracia, no lo había-; animal que, si bien puede pasar por un cuadrúpedo más suculento
que un yahoo, no puede aspirar en justicia, según mi humilde opinión, a que se le tenga por
más limpio. Y así hubiese tenido que reconocerlo su señoría mismo viendo su modo de
comer y su costumbre de hozar y de dormir en el lodo.
Asimismo mencionó mi amo otra cualidad que sus criados habían descubierto en
muchos yahoos y que a él le parecía inexplicable. Dijo que a veces le entraba a un yahoo la
manía de meterse en un rincón, tumbarse y aullar y gruñir y apartar a coces todo lo que se
le acercaba, sin pedir comida ni agua, aunque era joven y estaba gordo. Los criados no
podían imaginar qué mal le atormentaba, y el único remedio que habían encontrado era
hacerle trabajar duramente, con lo cual se restablecía de manera infalible. A esto guardé
silencio, llevado de mi parcialidad por mi especie; no obstante, pude descubrir en aquello
las verdaderas semillas del spleen, que sólo hace presa en los holgazanes, los regalones y
los ricos, cuya cura yo tomaría con gusto a mi cargo si se los obligase a seguir el antedicho
régimen.
Capítulo 8
El autor refiere algunos detalles de los yahoos. -Las grandes virtudes de los
houyhnhnms. -La educación y el ejercicio en su juventud. -Su asamblea general.
Como yo conozco la humana naturaleza mucho mejor de lo que supongo que pudiera
conocerla mi amo, me era fácil aplicar las referencias que él me daba de los yahoos a mí
mismo y a mis compatriotas, y pensaba que podría hacer ulteriores descubrimientos por mi
cuenta. A este fin, le pedía frecuentemente el favor de que me dejase ir con las manadas de
yahoos del vecindario, a lo que amablemente siempre accedía, en la seguridad de que la
repugnancia que yo sentía hacia aquellos animales no permitiría nunca que me
corrompiesen; su señoría mandaba a uno de sus criados -un fuerte potro alazán, muy
honrado y complaciente- que me guardase, sin cuya protección no me hubiese atrevido a
tales aventuras, Porque ya he dicho al lector en qué modo fui atacado por aquellos animales
odiosos a raíz de mi llegada; y después, dos o tres veces estuve a punto de caer entre sus
garras, con ocasión de andar vagando a alguna distancia sin mi alfanje. Tenía además
razones para creer que ellos sospechaban que yo era de su misma especie, lo que
confirmaba a menudo subiéndome las mangas y mostrando a su vista los brazos y el pecho
desnudo cuando mi protector estaba conmigo. En tales ocasiones se acercaban todo lo que
se atrevían y remedaban mis acciones a la manera de los monos, pero siempre con signos
de odio profundo, como un grajo domesticado y ataviado con gorro y calzas es perseguido
siempre por los bravíos cuando le echan entre ellos.
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