Timmy y Andy eran unos hermanos super unidos, eran los mejores amigos, sólo peleaban cuando Timmy le decía a Andy qué hacer solamente porque era el hermano mayor. Tan pegados eran que cuando su mamá quiso que durmieran en piezas separadas, ellos le dijeron que no mil veces. Lloraron tanto que a su mamá no le quedó otra que dejarlos juntos.
Un día, el hermano mayor se despertó y se sentó en su cama. Como todas las mañanas buscó el uniforme de la escuela, pero al encontrarlo…¡Timmy se dio cuenta de que se había achicado al tamaño de un grano de arroz! No, más pequeño aún ¡Era del tamaño de una célula! Super asustado, saltó hacia la cama de su hermano e intentó despertarlo subiéndose encima de su cara y dándole pequeños golpes. El problema fue que Timmy era tan chiquito que Andy sólo lo sentía como un insecto caminando por su cara, y no se dió cuenta de que estaba ahí.
Andy bajó a desayunar sin darse cuenta de que su hermano estaba encima de él, Timmy se colgó de una de las pestañas de su hermano y así llegó hasta la cocina. Cuando Andy se sentó sobre la mesa, Timmy aprovechó para bajarse hasta ella intentando llamar la atención de su hermano a gritos y señales con su cuerpo, pero se dio cuenta de que no lo iba a escuchar ni lo iba a ver.
Su mamá dejó un sándwich sobre la mesa para Andy, al notar la atención que su hermano le daba a su desayuno Timmy pensó que subirse a él y llamar su atención desde ahí sería una buena idea, pero finalmente se dio cuenta de que su hermano no lo veía. Era tarde, Andy se estaba metiendo el sándwich en la boca.