Música
, que, cuanto más se aceleran, más rápido va el ritmo de nuestro cuerpo. El cambio de esta frecuencia se denomina tempo, lo que marca la velocidad que debería seguir una pieza o una composición, afectando al tono y emociones que suscita e incrementando al dificultad de ejecución.
En la música moderna hemos adoptado los BPM -beats per minute o pulsaciones por minuto- como la unidad de medida del tempo. Una nota se convierte en una pulsación y las repeticiones de esta durante un minuto marcan el ritmo de la canción. La reiteración de estas estructuras sirve para crear el compás, un patrón rítmico que organiza pulsos y acentos en una entidad métrica. Una de las medidas más típicas es 120 BPM; y no solo se usa para la música, si no como referencia para medir el ritmo cardíaco. A 120 pulsos por minuto, escucharemos una nota de 1/4 cada medio segundo. A raíz de esto, es muy ilustrativo este proyecto audiovisual de Jean Brochefort, que nos muestra una serie de canciones de diferentes épocas y estilos que laten a 120 BPM.