Pero la madurez está también en la producción, que es simplemente impecable en todo el álbum y que probablemente sea más notoria en el tercer tema, el que le da título al disco, donde la mano de Phil Vinall (mente maestra detrás de algunas glorias de los geniales Black Box Recorder y su líder Luke Haines) es más que clara y potencia todas las cualidades de Quiero Club con una letra que, una vez más, demuestra una gran evolución.
Y es que si de letras se trata, Quiero Club ha llegado a uno de sus máximos puntos como letristas. Ya nos habían dado grandes muestras con sendos bocados como los que nos ofrecieron previos a la salida del disco: la terriblemente contundente Música o Hablar de más y Qué hacer en caso de oír voces, una especie de manual contra la angustia existencial; ambas son, fácilmente, de lo mejor que se ha escrito en los últimos años del pop mexicano. Ahí están también Días Perfectos y su poderoso mensaje de cómo afrontar la vida (de lo primero que conocimos de este disco), la divertida Buena amiga, mala influencia (sin duda, una genialidad de título y donde más se siente la influencia del pop español), la potente Weather Talks (posiblemente la de mayor carga política) y la intensa Cuentos, el primer sencillo de este álbum y el canto de cisne de Catsup.
Cuentos es una canción muy importante en muchos sentidos pues, además de ser el adiós de Gustavo (que cuando fue escrita no estaba pensada como tal) y el primer sencillo, es la balada del disco, pero una balada como esas que ya no se escriben: una despedida tranquila, en la que la tristeza es contenida y franca; serena, me atrevería a decir. El uso de los sintetizadores y las guitarras es también destacable, pues rodean a la voz de Catsup de una atmósfera prácticamente cinematográfica, algo un tanto curioso si tomamos en cuenta que la razón por la que dejó a la banda fue para probar suerte en la industria del cine.
Y es que justo así se siente El techo es el suelo: como la explosión de aquello que llevaba años contenido, esperando salir. Y como bien dicen en un punto de la canción que nombra al disco: ”una explosión no se puede contar, es una obra individual”. En este caso, El techo es el suelo es una explosión colectiva, que requirió de un largo camino, y que como todo camino, ha dejado un gran aprendizaje y una clara madurez. Bienvenidos a la nueva era de Quiero Club.