Concierto
Luego comenzó el segundo bloque del festival, el cual comenzó muy bien con Gold Panda quien con su disco Lucky Shiner logró captar la atención de ese público crossover que gusta de la música electrónica en su vertiente más expresiva que a la vez es bailable. A pesar de que no fue set “en vivo” por la falta de músicos, logró ponerle mucha onda a canciones como “You”, “Snow & Taxis” o “Marriage”.
De aquí en adelante el festival tuvo una transformación notable al incluir artistas muy parecidos entre ellos, incluso muchos ni siquiera se percataban del cambio de uno a otro, volviéndolo una música de fondo para bailar, platicar o hacer nightswimming en las albercas de Las Estacas por lo menos hasta el momento en el que el staff de MHR se fue del venue. Si no estabas bajo el efecto de una sustancia posiblemente no lo disfrutarías tanto.
Lo que es un hecho es que Bahidorá fue una buena experiencia que logró quitarse el fantasma de festivales fuera del DF como Colmena cuyo resultado desafortunadamente no fue tan bueno. Por la forma en que se distribuyó el lugar la gente que sólo le interesaba bailar, en la tarde se asoleó, nadó, pintó, creó su propia corona de flores o antifaz para después en la noche agotar toda su energía; la que estaba interesada por la música se podía quedar en el área del escenario principal, el cual por estar rodeado de árboles fue bastante agradable. Esta segmentación fue un éxito, ya que en eventos como la gran mayoría que suceden en el Auditorio BlackBerry, dan un mix que muchas veces no te da una buena experiencia. En general, la gente se pudo comportar y eso fue un gran plus.
Ojalá que en próximas ediciones el festival mantenga este espíritu sin caer en lo masivo y que en la noche puedan darle más matices a la selección musical… ¡ah! y ojalá también puedan convencer a Animal Collective que vaya, ya que este año por logística de la banda no pudo venir.