Concierto
FESTIVAL BAHIDORÁ
Hoy en día la sobre oferta de conciertos es tal que como fanático de la música uno debe de sacrificar eventos y conciertos porque el capital para ir a todo es ridículamente alto. Por ello, los productores deben de ser hábiles para que la gente decida “invertir” en sus eventos. Fue por ello que tanto Distrito Global y Ache se unieron para crear más que un festival, una experiencia.
¿Cómo lograrlo? Consiguiendo un buen venue fuera de la ciudad con un concepto en el que todos los asistentes debían de entrarle para así redondear la experiencia. A lo mejor en papel suena difícil de realizar, pero Bahidorá logró hacerlo por medio de una selección de bandas que en cierta forma tenían un hilo conductor fresco, hippie y libre.
Podríamos decir que el festival estuvo dividido en dos: el primero con bandas con esta línea mencionada y por otro DJs que se prolongó hasta el amanecer. El festival comenzó con Verano Peligroso, quienes podríamos considerarlos dentro de la nueva generación de artistas que han reinterpretado el folclor latinoamericano con un sonido más contemporáneo como Los Macuanos, María y José o Centavrvs.
Para seguir a tono siguió I Can Chase Dragons!, el proyecto de Julio de The Plastics Revolution que en esta ocasión estrenó baterista y una canción nueva que va en el mismo estilo de lo que ha hecho. Tuvimos una breve plática con él y nos mencionó que para verano podremos esperar cosas nuevas de su proyecto. Le siguieron los californianos de Allah Las, quienes retoman la nostalgia del
rock de los 60 y que al ser tocado
en medio de la naturaleza le dio aún más sentido al transportarnos a todos por unos momentos a las épocas de esplendor hippie de San Francisco.
Los chilenos de Astro no pudieron encontrar mejor lugar para tocar. Desde que uno los escucha, se imagina a la perfección todo el ambiente que se vivió en Bahidorá al ver su vestuario colorido y fresco como un día de campo; aquí todos los asistentes estaban a tono con sus ritmos electrónicos con esencia latina entre macacos tropicales y manglares. No faltó quien quiso recrear el más reciente video de “Panda“, el cual fue censurado por mostrar los traseros de diferentes personas mientras bailan. Justo en el momento en que el sol se metía y quedaba la luz de la llamada “hora mágica”, comenzó la presentación de CocoRosie. Armadas con su implecable beatboxero Tez y otro músico en teclados, se encargaron de volver maravilloso el tiempo que tocaron arriba del escenario. Abriendo con “God has a Voice“, las canciones se sucedieron una tras otra, mezclando sus angelicales voces, rápidos beats y una larga lista de distintos instrumentos. Fue uno de esos momentos donde el poder que tiene la música para movernos se hizo tan palpable como los árboles que rodeaban el lugar. Pocos pensaban que
CocoRosie podría superar sus dos conciertos en el Teatro de la
Ciudad, y más en un lugar fuera de la ciudad en medio del bosque; después de todo hay un largo historial de festivales fracasados para escoger como referencia, pero ya para cuando estaban cerrarando el concierto, con “Japan“, sabíamos que no importaba lo que sucediera el resto de la noche, EL momento del festival acababa de suceder ante nuestro ojos, oídos y corazones.