veredes, arquitectura y divulgación VADo1 Los Inicios | Seite 83

ISSN 2659-9139 e-ISSN 2659-9198 | Junio 2019 | 01.VAD Figura 3. Sala central del museo. Foto- montaje elaborado por el propio autor. En el Museo de Bellas Artes de Castellón también se aprecia la traslación del orden interior a la cubierta con la utilización de una familia de lucer- narios, así como la fachada reticular del Museo de las Colecciones Rea- les puede entenderse como una trasposición de un elemento horizontal como la cubierta, a uno vertical como una fachada que filtra la luz de po- niente y que sirve de basamento a la mejor parte de la cornisa de Madrid. Otra de las restricciones, y a la vez una constante, en la obra de Mansilla y Tuñón es la paleta de materiales empleada para la construcción de sus obras. Esta se reduce al mínimo, a dos o tres materiales, que definen la condición corpórea y táctil de su arquitectura, algo que los ha acompa- ñado desde la seminal obra de Zamora. Los muros de hormigón armado blanco visto, encofrado con tablillas de madera, logran unos espacios lu- minosos a los que la textura introduce una vibración en las superficies y elimina la dureza visual del hormigón. Y los revestimientos de madera con el mismo despiece que los encofrados, que aportan calidez al espacio construido. En cada proyecto posterior se han combinado con otro siste- ma constructivo, como los cerramientos de aluminio fundido en Castellón (herederos de algunas piezas de la estación de Atocha) o las fachadas de vidrio coloreado del MUSAC o Lalín, pero siempre ha existido el hilo co- mún que une todos sus edificios como parte de una familia. DAVID GARCÍA-ASENJO LLANA. Museo de Zamora. El primer paso de Mansilla y Tuñón. pp. 78-88 83