veredes, arquitectura y divulgación VADo1 Los Inicios | Page 45
ISSN 2659-9139 e-ISSN 2659-9198 | Junio 2019 | 01.VAD
En las últimas décadas, a partir de la segunda mitad de los años noventa
del siglo pasado, se ha hecho indudable, en una significada parte de la
producción arquitectónica global, un interés categórico por la considera-
ción de procesos proyectuales de carácter paramétrico. Sus estrategias
han pasado a ser utilizadas en los planteamientos de muchos arquitectos,
y a partir de aquí se han ampliado los horizontes arquitectónicos creati-
vos e investigadores y se han generado obras muy publicitadas.
El corpus teórico que sustenta dicho modo de aproximación al proyecto,
participa de un conjunto de fundamentos y proyecciones interconectados
que provienen de las teorías y subteorías de la ciencia de la complejidad
y también de las oportunidades de los nuevos perfeccionamientos infor-
máticos, ampliamente estudiados en numerosos programas de investi-
gación en el campo del diseño arquitectónico y urbano y, por tanto, con
un extenso relato en múltiples artículos, publicaciones y congresos en
distintas partes del mundo. No es éste pues el objeto principal de esta
reflexión.
Desde el convencimiento de pertinencia de aplicación de lo paramétri-
co en la arquitectura, su presencia en la escena nos interesa por una
cuestión distinta: pensando en los inicios, la consideración hipotética de
existencia de otra igualmente rica historia y teoría paramétrica pre y pro-
todigital mucho menos explorada y que nos concierne asimismo definiti-
vamente. Esto es, reivindicar acerca de la memoria paramétrica, sobre su
tradición y sensibilidad incluso aun intuida, más allá de dimensiones ex-
clusivamente computacionales, para no confundir su progreso solamente
con un mero avance digital. Tras hacer una observación general de la pro-
ducción más reciente, paralelamente a obras sobresalientes, se percibe
a veces conflicto en cuanto al aspecto, en consideración abreviada del
enorme potencial paramétrico. De fetiche de pura creación asombrosa
en una cultura de la retórica de lo recién estrenado, como consecuencia
de circunstancias, tal vez, emanadas de actitudes que postergan lo previo,
debido a que se escribe una historia paramétrica, en parte al margen de
su carácter de intersección, de encrucijada 1 . Como consecuencia de dos
circunstancias; de un lado la que deriva primero, a partir del Barroco, de
una concepción cartesiana del mundo, marcada por la subdivisión espe-
cializada, en contradicción con una deseada visión más integradora y, por
otra posterior, de derrumbe de las certezas antiguas y de confianza ciega
en la idea del progreso como noción de que el presente supera siempre al
pasado. Pues la historia oficial de la arquitectura está ligada directamente
con la historia de la sociedad moderna occidental, en un paralelismo con
la revolución del pensamiento.
La fascinación digital no es, en absoluto, defecto per se y resulta incues-
tionable la importancia de la tecnología en la irrupción del paradigma 2 ,
pero obvia aspectos de lo paramétrico también importantes, que des-
criben su lugar en el debate arquitectónico fuera del énfasis en los exu-
berantes objetos singulares. Si, tal y como defendemos, el hecho de que
todo lo que conocemos y asociamos con lo paramétrico más eficaz existe,
en gran medida, como transcurso, solamente comprensible desde lo que
lo precedió y por lo que vendrá después, entonces sus aportes principales
residen en puntos de vista acumulativos, genealógicos 3 , tanto o más que
en sus hallazgos formales concretos, por superlativos que hayan sido en
la época digital.
ADOLFO JORDÁN RAMOS. Una mirada analógica a lo digital en los inicios de lo paramétrico en arquitectura. pp. 44-52
1 Lucien Gerardin denomina ciencias
de la encrucijada a las que integran
sentido común bien informado y
poder del conocimiento del espe-
cialista, ya que “el nuevo avance
no se logra más que por síntesis;
inventar es aproximar cosas que
no se habían aproximado aún, pero
es preciso saber que existen, antes
de poder enfrentarlas y acercar-
las”, y añade: “Cuando en el límite
el especialista sepa todo sobre
nada, en el extremo opuesto, el
hombre culto sabrá precisamente
nada sobre todo”. Lucien Gerardin,
La biónica (Madrid: Guadarrama,
1968), 128,169.
2 Por supuesto, la llegada de lo digi-
tal, de lo cibernético, ha permitido
procesar cantidades enormes de
datos y comparar patrones en
medidas que no resultan posibles
desde ejercicios analógicos, siendo
sin duda detonante multiplicador,
pero, no obstante, de lo que ya
antes existió.
3 Genealógico en su sentido fou-
caltiano y, al tiempo, también de
componente arqueológica: si bien
se han considerado a menudo
distintas e incluso excluyentes,
sustituyendo la segunda a la
primera, las interpelamos aquí
como método único que incorpora
dichas dos partes necesariamente
solapadas. No sólo complementa-
rias en tanto que sucesivas en el
estudio del asunto, sino como un
mismo método percibido con dos
ejes, desde dos perspectivas que
no se pueden omitir ni ocultar. De
modo que el arqueólogo es el ar-
chivista que construye la memoria
mostrando testimonios anteriores
con síntomas de presente, y luego,
a partir de éste, el genealogista
cuestiona. Ana Mercedes Abreo,
“El gran método de Foucault. Una
arqueología-genealógica y una
genealogía-arqueológica”, Revista
Papeles, 6, volumen 3 (2011): 78.
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