veredes, arquitectura y divulgación VADo1 Los Inicios | Page 41

ISSN 2659-9139 e-ISSN 2659-9198 | Junio 2019 | 01.VAD Conclusiones La incesante búsqueda actual de referentes femeninos se debe a la exis- tencia de un sesgo en la inclusión de las mujeres dentro de la historia social y profesional de los hechos acontecidos en nuestros campos de estudio. La historiografía, como disciplina, nos obliga a plasmar la memoria de la humanidad y es por ello necesario admitir el papel activo que tuvieron las mujeres. En los inicios de la Bauhaus, la mayor matriculación de alumnas respecto a sus homólogos estudiantes —84 mujeres frente a 79 hombres—, ex- plicita numéricamente el hecho constatable de su implicación y toma de conciencia de una nueva forma de entender la vida y de entender el arte. Los diseños de la escuela, desde sus orígenes, iban destinados a un nue- vo concepto de pueblo, una población que había salido derrotada de una guerra pero que se proponía encarar el futuro con un nuevo sistema político: una república. Los objetos producidos iban destinados a todos, incluidas las mujeres, con un derecho adquirido por primera vez, el dere- cho al voto y por tanto animadas a ser parte activa de la sociedad. La creación femenina dentro de la Bauhaus fue consustancial a la escuela, nunca podrá entenderse dicha escuela sin la participación de las mujeres. Con una cuota media del 30%, fueron partícipes del desarrollo social de la Alemania de entreguerras, gracias a su papel como productoras de ob- jetos de útiles. Además, fueron pioneras en demostrar a la sociedad que las había edu- cado, que la independencia económica y la creación artística no era úni- camente una cuestión masculina. Al igual que Ré Soupault y Lydia Driesch-Foucar, alumnas como Gunta Stölzl, Frield Dicker, Alma Buscher, Benita Otte, Gertrud Arndt, Lou Ber- kenkamp, Margarete Heymann o Marianne Brandt, fueron construyendo aquella catedral, que, en el amanecer, Feininger grabó en madera como reclamo sobre un programa educativo de Gropius, la Bauhaus. Amasa- ron, fueron parte activa y creadora del fuego del origen y de los cimientos de aquella construcción. Unas mujeres convencidas de su utilidad en este proyecto innovador, que acudieron masivamente a la llamada. Ellas quisieron ser parte de la Bau- haus, consustanciales a la escuela y lo consiguieron. Figura 7. Retratos de algunas estudian- tes que se inscribieron en la primera época, en Weimar. Composición elabo- ración de los autores. 1. Gunta Stölzl. 1919-25*, 1925-31** 2. Friedl Dicker. 1919-23* 3. Benita Otte. 1920-25* 4. Lou Berkenkamp. 1920-33* 5. Lydia Driesch-Foucar. 1920-22* 6. Margarete Heymann. 1920-21* 7. Ré Soupault. 1921-25* 8. Alma Buscher. 1922-27* 9. Marianne Brandt. 1 923-28*, 1928-29**** 10. Gertrud Arndt. 1923-28*, 1929-32*** * La fecha indica los años de estudiante en la Bauhaus. ** Indica el periodo como maestra en la Bauhaus. *** Estudiante presencial, sin matricula- ción **** Jefatura adjunta en el taller de meta- listería. JOSENIA HERVÁS Y HERAS | ESTEBAN HERRERO CANTALAPIEDRA. Los inicios de la Bauhaus. Weimar 1919. pp. 34-42 41