por Gary Deddo
L
a iglesia cristia-
na a lo largo de
los siglos siem-
pre ha conside-
rado la Biblia como
indispensable para la
vida de la iglesia. Su misma existencia
está atada a la misma. La iglesia no se-
ría lo que es sin ella. Las Sagradas Es-
crituras son parte del aire que respira y
de la comida que ingiere.
De niño aprendí la importancia de la
Biblia y me animaron y enseñaron a
leerla y memorizarla. La estudié por mí
mismo y con otros. Ahora, muchos años
después, me alegro de haberlo hecho.
El estudio de la Biblia ha sido siempre
una parte esencial de mi ministerio sir-
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Verdad y Vida Mayo – Junio 2017
viendo a otros, ya fuese enseñándola,
predicando de ella, estudiándola con
otros cristianos en pequeños grupos, o
refiriéndome a ella al aconsejar a otros.
Cuando fui al seminario mi interés prin-
cipal fue el estudio e interpretación de
las Escrituras. Era tan importante para
mí que estuve dispuesto a tratar de
aprender hebreo y griego para ver si
podía entender las Escrituras mejor.
A lo largo del proceso aprendí que
había varias formas en las que se en-
tendían la naturaleza y el lugar de las
Escrituras, y varias formas de hacer uso
de ellas. Algunas parecían mejores,
mientras otras parecían llevar a un uso
incorrecto de las Escrituras, o incluso a
hacerlas irrelevantes. Leí libros y tomé
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