Verdad y Vida Julio-Septiembre 2017 | Page 9

Están llenas de deudas cuyo costo es mayor que el valor de lo heredado. Cristo? ¿Qué cuesta recibirlo y aceptar- lo? ¿Qué cuesta seguir a Cristo? Pero no sucedió así con el regalo de Dios. Su Unigénito tomó carne y vino a esta tierra como el regalo más valioso que se nos podía dar, y nos lo dio a pe- sar de que ninguno de nosotros lo me- recíamos. Así es como el apóstol Pablo lo expresó siendo inspirado por el Espí- ritu Santo: “…A causa de esa naturale- za merecíamos el terrible castigo de Dios, igual que los demás. Pero Dios es tan misericordioso y nos amó tanto, que nos dio vida juntamente con Cristo cuando todavía estábamos muertos a causa de nuestros pecados…Pues por la bondad de Dios habéis recibido la salvación por medio de la fe. No es esto algo que vosotros mismos hayáis con- seguido, sino que os lo ha dado Dios. No es el resultado de las propias accio- nes, de modo que nadie puede jactarse de nada” (Efesios 2:3-5, 8-9 Versión Bi- blia Dios Habla Hoy 2002) . Jesús nos llama a creer en él como el regalo de Dios que nos da la vida, a arrepentirnos de nuestra autosuficiencia y de pensar que podemos y tenemos que hacer algo para ganarnos y ser me- recedores de la salvación. Creer y arre- pentirnos son las respuestas que mues- tran que recibimos el regalo gratuito que Jesús ya nos ofreció en la cruz. Quizás has crecido pensando que tenías que hacer algo para ganarte el favor de Dios, pero su palabra nos dice clara y enfáticamente que Jesús nos salvó con su muerte justificadora antes de que pudiésemos responder en forma alguna, ya que “estabais muertos en vuestros delitos y pecados” ( Efesios 2:1) , y un muerto que yo sepa no puede hacer nada. Nuestra acción se inicia cuando empezamos a responder, pero no antes, cuando Dios nos despierta a la realidad de lo que nos ha dado y nos ha hecho ser en Jesucristo. Nuestra respuesta ¿Cómo respondemos al regalo que Dios nos ha dado inmerecidamente en www.comuniondelagracia.es La actitud receptiva que Jesús bus- ca en nosotros, en respuesta al regalo de sí mismo, la señaló con una multitud de dichos: “El Hijo del hombre vino a buscar lo que se había perdido” (Lucas 19:10) . “No son los sanos los que nece- sitan médico sino los enfermos” (Lucas 5:31) . “Os aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño, de nin- guna manera entrará en él” (Marcos 10:15). También dijo que tenemos que ser como el suelo que “recibe la Pala- bra” del sembrador “con gozo” (Lucas 8:13). O “buscad primeramente el reino de Dios y su justicia” (Mateo 6:33) . Recibir lo que Jesús nos ofrece, y por lo tanto beneficiarnos de lo que nos da, requiere reconocer que estábamos perdidos y necesitábamos ser encon- trados, que estábamos enfermos y ne- cesitábamos de un médico, que veni- mos a Jesús a recibir con las manos vacías y sucias, en lugar esperando po- der ofrecerle nuestras supuestas bon- dades a cambio de su perdón y miseri- cordia. Un bebé no presume de tener algo que necesita, sino que depende absolutamente de sus padres. Esta es la razón por la que Jesús dice que son los “pobres de espíritu” los que están recibiendo las bendiciones de Dios y su Verdad y Vida Julio - Septiembre 2017 9