mostrar la existencia de Dios desde el
naturalismo, la filosofía que mantienen
aquellos que creen que existe solo la
naturaleza. No hay evidencia suficiente
que pueda tomarse de la naturaleza pa-
ra usarla para demostrar la existencia
del Dios de la Biblia. Es así porque Dios
no es físicamente una parte de la natu-
raleza. Él transciende a su origen. Pue-
des “demostrar” un aspecto de la natu-
raleza solamente basándote en cual-
quier otro aspecto de ella. Así que al es-
tudiar la naturaleza se puede lograr solo
conocimiento adicional de la misma,
pues como los teólogos de la iglesia
primitiva lo expresaron: “Solo Dios co-
noce a Dios, y solamente Dios revela a
Dios”. En el mejor de los casos, la natu-
raleza nos pueda dar evidencias indirec-
tas que confirman la existencia de Dios,
“Solo Dios conoce a Dios,
y solamente Dios revela a
Dios”. La razón definitiva
por la que los cristianos
tenemos fe en Dios es
Jesucristo mismo.
pero la razón definitiva por la que los
cristianos tenemos fe en Dios es Jesu-
cristo mismo. Jesús es la Razón, o
como lo dice el Evangelio de Juan: El
Logos.
Pero solo porque no podamos dar
una prueba material clara de la exis-
tencia de Dios, eso no significa que el
ateísmo ha ganado su argumento. No
debemos estar a la defensiva. Lo que
necesitamos es darle la vuelta al ar-
gumento. Nuestro cometido no es
demostrar la existencia de Dios; esa
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es la tarea del ateísmo: demostrar que
no existe.
Los ateístas puede que citen algún
descubrimiento científico, la debilidad
de los argumentos religiosos o la hipo-
cresía de algunas conductas religiosas
para apoyar su causa, pero eso no de-
be de desviar nuestra atención del
hecho central de que son ellos los que
tienen que demostrar que Dios no exis-
te. Y de la misma forma que no es posi-
ble demostrar, por medio del naturalis-
mo, que Dios existe, tampoco se puede
demostrar, por medio del mismo, que no
exista.
El estudio de la naturaleza solo pue-
de negar afirmaciones sobre la natura-
leza. Por esta razón, con el tiempo, mu-
chos ateos admiten que en realidad son
solo agnósticos. Incluso Richard Daw-
kins en su reciente conversación pública
con el arzobispo anglicano, Rowan Wi-
lliams, reconoció que no podía decir con
el cien por ciento de certeza que Dios
no existe. Si son honestos, no pueden
ignorar la evidencia de que el mundo fí-
sico materialista no es todo lo que hay.
Puede que no lleguen al punto en el
que acepten y rindan sus vidas a su
Creador, pero ya no están seguros de
que no exista. ¡Simplemente no lo sa-
ben! Son agnósticos, o “sin conoci-
miento”.
Nunca olvides que la prueba más
fuerte de la existencia de Dios es, pri-
mero, Jesucristo y, segunda, el ejemplo
de todos los que se han rendido a Dios
y viven sus vidas en relación con el Pa-
dre, el Hijo y el Espíritu Santo. Hagamos
eso y dejemos que Dios se encargue de
los ateos a su buena voluntad. Él lo
hará, porque los ama también.
Verdad y Vida Julio - Septiembre 2017
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