Verdad y Vida Julio-Septiembre 2017 | Page 24

Después de unos segundos abrazándola sin decir nada, la miró a los ojos y colocando sus manos sobre los hombros de Clara le aseguró:‘ Clara, no tienes porqué sentirte mal por expresar tus emociones. Llorar es necesario también a veces. Podemos llorar de alegría, de satisfacción, de impotencia, de tristeza, por desconcierto, etc. Y hay veces en que lo hacemos por sentimientos encontrados o contradictorios, y en otras ocasiones sin saber porqué las lágrimas brotan de nuestros ojos. Llorar es parte del proceso natural por el que la mayoría de las personas tenemos que transitar para poder superar las pérdidas, los traumas, los problemas y los desafíos a los que puede que nos hayamos enfrentado o que estén golpeando nuestra vida, como es nuestro caso’.
Clara, alentada por el abrazo y las palabras de comprensión y apoyo de su amiga intervino:“ Cuán reconfortante es tener un hombro sobre el que llorar y a personas con las que compartir nuestras alegrías, esperanzas, dudas y tristezas.
El ser humano actual es cada día más individualista y supuestamente, autosuficiente, pero en realidad es todo lo contrario. Dependemos los unos de los lentarse? Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir. ¡ La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente!’( E- clesiastés 4:10-12).
Dios no nos ha creado para que seamos gotas de agua aisladas en medio de la soledad, sino para ser el mar común de la humanidad, para que tengamos relación y comunión; primero, con nuestro Creador y segundo, los unos con los otros”.
‘¡ Qué bonito y profundo es eso que acabas de decir!’, exclamó Esperanza.‘ Ahora, conforme pasan los días, me estoy dando más cuenta de esa realidad, me siento menos independiente y más indefensa a causa del cáncer, y más ligada emocionalmente a ti Clara y al Dr. Andrés, nuestro oncólogo y pastor’.
“ Fuimos creados para tener relación, y es en ella que encontramos satisfacción y sentido de realización en el aspecto físico, emocional y espiritual. Por eso fue Dios el que creó el matrimonio, la familia, y nos introduce en una comunión de creyentes, la iglesia, ordenándonos que nos inspiremos, nos ayudemos, nos apoyemos, nos motivemos, nos corrijamos, etc., los unos a los otros”.
( Continuará en el próximo número)
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