peso del repetitivo fallo humano, quizás
este sea un buen momento para recor-
dar que podemos encontrar verdadero
frescor en las profundidades del cora-
zón de la fe cristiana. Aquí y ahora tú y
yo podemos disfrutar de nuevas expe-
riencias. Si abrimos nuestras biblias y
nos preguntamos: “¿Qué hay de nue-
vo?”, encontraremos muchas respues-
tas, buenas y liberadoras respuestas. A
continuación exploraremos tres de ellas.
Un nuevo mandamiento
La Biblia está llena de mandamientos.
Los israelitas no tenían duda de que
eran un pueblo bajo órdenes. Eso me
dice que los cinco libros de la ley con
que comienza el Antiguo Testamento,
contienen 613 mandatos, y pensando
que no eran suficientes, a lo largo de los
siglos los estudiosos rabínicos aumen-
taron ese número a miles, dividiendo y
subdividiendo y amplificando muchas
de esas leyes. Era confuso incluso para
los devotos judíos, y depresivo también.
Porque todos descubrían que estaban
quebrantando una ley u otra.
Así que debió ser un gran alivio
cuando Jesús cortó con todo ello en el
Evangelio de Juan, capítulo 13, versícu-
lo 34 con una única norma de vida: “Un
nuevo mandamiento os doy” dijo, “que
os améis los unos a los otros como yo
os he amado”.
El mandamiento de amar a tus se-
mejantes, de hecho, no era nuevo. Era
uno de los 613 mandamientos de la ley
judía y se encontraba en Levítico, capí-
tulo 19, versículo 18. La parte nueva es-
tá en las pocas palabras últimas: “Como
yo os he amado”.
Lo que Jesús nos está ofreciendo es
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lo que podríamos llamar una perspecti-
va de la vida de “rebosamiento”. Lo que
tú y yo necesitamos conocer más de
Jesús, es que nos ama de la forma más
extraordinaria. Nosotros no merecemos
este tipo de amor, pero tampoco tene-
mos porque merecerlo. Él vino a este
mundo para mostrarnos como es Dios.
Se nos dice, quizás en el versículo más
importante de la Biblia que “Dios es
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amor” . Cuando Jesús te mira te ama
hasta dolerle, muy literalmente. Él te
ama a lo largo del camino hasta la cruz.
Y luego resucita todavía amándote.
Ahora está vivo y sigue dispuesto a
amarte aquí y ahora, día tras día.
Ser un cristiano implica dejar que es-
te amor nos llene hasta que no poda-
mos contener más, y luego dejar que
rebose. Este y solo este es el secreto
del amor cristiano. Este es el manda-
miento nuevo: “Amaos unos a otros,
como yo os he amado”.
En un mundo lleno de preocupación
este es un pensamiento realmente fres-
co. Es impresionantemente nuevo. Tie-
ne el poder para cambiar el mundo, y lo
hace al cambiarnos a nosotros mismos,
para hacernos unas nuevas personas.
Esto nos lleva a la segunda respuesta
de la Biblia para la pregunta: “¿Qué hay
de nuevo?”.
Una nueva creación
Merece la pena mirar los primeros capí-
tulos de la Biblia sin una idea preconce-
bida. El relato de la creación allí tiene
mucho que enseñarnos, y puede ser
una fuente de verdadero estímulo. Nos
dice que tú, yo y nuestro mundo no so-
mos la mera casualidad de un proceso
evolutivo impersonal. Dios nos creó a
Verdad y Vida Julio - Septiembre 2017
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