Verdad y Vida JUL-SEP 2016 | 页面 28

por Kerry Gubb E l yugo estaba en mí verdaderamente. Ambos éramos dos estudiantes participando en una excavación arqueológica en el Monte del Templo en Jerusalén que habíamos decidido cruzar a pie el desierto de Judea, desde Beit Hanina a Jericó a lo largo de Wadi Kilt. ¡Uno es joven solo una vez! No se requería gran equipamiento. Temperaturas de más de 50º C. a la sombra significaba que teníamos que llevar agua. Y el agua es pesada para andar con ella. Esa fue mi introducción a la mochila beduina que es simple en sí misma. Es como un grueso poncho colorido de piel de cabra con un agujero para la cabeza y grandes bolsillos delante y detrás. Cuando tu carga se distribuye entre todos los bolsillos puedes llevar una carga bastante pesada, por 28 Verdad y Vida que la presión se concentra a lo largo de la espina dorsal, verticalmente, facilitando una postura saludable recta. No hay que echarse hacia adelante para compensar la presión de tu espalda. ¡Ingenioso. Justo lo que necesitábamos! Aprendimos de los nómadas del desierto una lección valiosa. Años después tuve la oportunidad de predicar sobre la maravillosa invitación de Jesús en Mateo 11:28-30: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os daré descanso. Cargad con mi yugo y aprended de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestra alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana”. Comprensiblemente la mochila beduina encontró su camino como ilustración en mi mensaje. Después de todo había algunos paralelismos valiosos como estos: Julio - Septiembre 2016 www.comuniondelagracia.es