Verdad y Vida JUL-SEP 2016 | Page 10

aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley. ¡ Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo! Por lo tanto, mis queridos hermanos, manteneos firmes e inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, conscientes de que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”.
Pablo nos dice que fuimos creados por Dios para ser ganadores de la medalla de oro. ¿ Qué implica esa victoria? La participación en la relación eterna de amor que comparten el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. En lo profundo del corazón humano Dios puso la necesidad de compartir en armonía y relación con él y con otros seres humanos por toda la eternidad. Esa necesidad fue el vacío al que Blaise Pascal se refirió.
Pero a causa del pecado todos los seres humanos estábamos lejos de ser campeones olímpicos. De hecho, por la propaganda interesada y mala influencia del enemigo, estábamos espiritualmente ciegos, sordos y tullidos. Éramos incapaces de caminar en la dirección de Dios. Más aún, en la carrera de nuestra vida estábamos yendo en la dirección opuesta a la meta para la que fuimos nosotros.
¿ Cómo se nos ha dado la victoria? ¿ Cómo vencimos el aguijón de la muerte, que es el pecado? Por medio de Jesucristo. Él tomó nuestra propia carne para asumir en sí mismo todas nuestras vidas, naturaleza y todos nuestros pecados, para pagar nuestra deuda en la cruz. Haciendo así justicia y paz por nosotros delante de Dios.
El apóstol Pablo lo explica así:“ Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros … Por medio de un solo hombre [ el primer Adán ] el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron … Pues si por la transgresión de un solo hombre [ el primer Adán ] reinó la muerte, con mayor razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia reinarán en vida por medio de un solo hombre, Jesucristo. Por tanto, así como una sola transgresión causó la condenación de todos, también un solo acto de justicia produjo la justificación que da vida a todos”( Romanos 5:8, 12,17-18).
Y en Cristo el Padre nos adoptó co-
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