La mayoría de nosotros estamos tan
acostumbrados a tener una conciencia de culpabilidad que cuando empezamos a creer en el evangelio sobre nuestra limpieza total del pecado,
empezamos a sentirnos
culpables por no sentirnos
como tales. Es como si
pensáramos que le gustaríamos más a Dios si nos
negamos a sentirnos perdonados y limpios.
Hebreos 10:19-22 dice:
“sí que, hermanos, mediante la sangre de Jesús,
tenemos plena libertad
para entrar en el Lugar
Santísimo, por el camino
nuevo y vivo que él nos ha abierto a
través de la cortina, es decir, a través
de su cuerpo; y tenemos además un
gran sacerdote al frente de la familia
de Dios. Acerquémonos, pues, a Dios
con corazón sincero y con la plena
seguridad que da la fe, interiormente
purificados de una conciencia culpable y exteriormente lavados con agua
pura”.
Estas son palabras de confianza,
confianza de estar en casa en la presencia de Dios, no aplastados con
una carga de culpabilidad. Es la confianza en Dios mismo, que nos amó
tanto que envió a su Hijo para quitar
nuestra culpa y darnos todos los privilegios de hijos amados y gozar de una
relación con él como sus hijos.
por medio de Jesucristo: “Alabado sea
Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las
regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo. Dios nos escogió en él antes de la creación del
mundo, para que seamos santos y sin
mancha delante de él. En amor nos
predestinó para ser adoptados como
hijos suyos por medio de Jesucristo,
según el buen propósito de su voluntad, para alabanza de su gloriosa gracia, que nos concedió en su Amado.
En él tenemos la redención mediante
su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la
gracia” (Efesios 1:3-7).
No tiene nada que ver con cuan
buenos somos nosotros, o pensamos
que somos, sino con tener fe en lo
que Dios ha hecho por nosotros en y
El evangelio, gracias a Dios, no es
religión. Es el final de la religión. Es
buenas noticias, las buenas noticias
de que Dios te ama tanto que envío a
su Hijo para que pagara la maldición
de tu pecado y resucitara de la muerte
para que puedas estar en paz con él y
disfrutando de una relación de amor
con él para siempre si así lo aceptas.
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Verdad y Vida Enero - Febrero 2017
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