Llegaron al fin del mundo
Imagen aportada por Alberto Casado
Cuando los romanos llegaron a lo que consideraban el fin de la
Tierra, llamado hoy Finisterre, y localizado en la Costa de la Muerte, se
encontraron con los restos de la civilización de los nerios, pueblo que
habitara aquellas tierras durante siglos. Testimonio explícito de su paso
por allí lo constituía el altar al sol, construcción que hallaron en el Monte
del Cabo de Finisterre. A finales del siglo I, Lucio Anneo Floro dice
textualmente:
«Décimo Junio Bruto, tras recorrer toda la zona del océano como
vencedor, no regresó hasta contemplar, no sin cierto horror y miedo de
cometer un sacrilegio, cómo el sol se precipitaba en el mar y una
llamarada salía de las aguas.»
Ragnar Lodbroj, jefe vikingo al mando de una impresionante flota
de drakkar (barcos de guerra ligeros y rápidos, aptos para navegar por
aguas poco profundas) divisó los amenazantes y terribles acantilados
que se levantaban frente a sus naves. Nunca había visto rocas tan
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