Permíteme ser tu aire, cada uno de tus suspiros, y así atrapar poco
a poco ese dolor que ahoga tu sentir. No me importa si al hacerlo
desgarras mis brazos, desangras mi piel; porque tu grito silente quedará
ahogado en mí, de la misma forma que tantas veces tú abrazaste cada
una de mis penas. Así reconozco lo que me has amado, con la fuerza de
la pasión y la renuncia; es tan puro lo que siento, que merez