arqueológico de Pintia. La producción
videográfica del Centro de Estudios
Vacceos ha aumentado: Programa Doceo. Aprendiendo Arqueología en Pintia
(2008), Vaccearte. Arte Contemporáneo
de Inspiración Vaccea (2011), El vino y
el banquete en la Ribera del Duero durante la Protohistoria (2011), Pintia,
Región Vaccea (2012) y Archaeology at
Pintia (2012). Hasta que llegamos al vídeo objeto del presente artículo, Zona
Arqueológica Pintia. La memoria no
escrita, realizado durante el verano de
2012.
Las numerosas visitas realizadas
al Centro de Estudios Vacceos y a la
Zona Arqueológica Pintia y el contacto
con la gente que trabaja aquí o colabora con el Proyecto Pintia han cambiado
mi forma de ver el yacimiento. Ha pasado de ser un objeto de trabajo a una
afición/pasión. He pasado de “trabajar
para”, a “colaborar con”.
Desde el primer momento he
visto claras dos ideas en el Proyecto Pintia, expresadas en el editorial del primer
Vaccea Anuario: “La ‘transferencia de
tecnología’ en las Humanidades debería expresarse en el traslado del conocimiento y del estado de la investigación
a la sociedad a través de la promoción
de exposiciones, conferencias, libros,
medios audiovisuales y cuantos otros
recursos se consideren oportunos o necesarios. Pero ello requiere […] visualizar desde el origen de nuestro trabajo
que el resultado último de la investigación no termina en la publicación de
un buen libro o artículo de revista, sino
que alcanza también a la sociedad en su
conjunto”. Difusión de la investigación
arqueológica y conexión de la misma
con la sociedad, ideas que hemos tratado de cumplirlas al realizar el vídeo
Zona Arqueológica Pintia. La memoria
no escrita.
La difusión de la investigación arqueológica
Tradicionalmente la difusión de
los conocimientos arqueológicos se ha
realizado a través de libros y revistas especializadas. Sesudos tratados escritos
en una jerga propia, destinados a la lectura de gente especialista. En el mejor
Clara Valdezate (y Cayo Rodríguez). En la escuela me enseñaron a decir que ésta
era la ciudad de Las Quintanas, que fue incendiada en el año 716 por el caudillo
árabe Abd-Al-Aziz, hijo de Muza. Mi padre, que tenemos allá en los lavaderos una
tierra, en la ribera, me llevaba algún cacharrito, uno decente y otro roto, y decía:
Tiene que haber aquí una tejera, por los cacharritos que salían.
de los casos, se ha tratado de llegar al
público a través de exposiciones realizadas en museos, o conferencias. Fuera
de los canales estrictamente científicos
la divulgación arqueológica ha sido mínima.
El conocimiento arqueológico
que la mayor parte de la población ha
tenido viene de la mano del cine y la
televisión. Indiana Jones es el prototipo de arqueólogo, más aventurero que
científico, que la gente conoce. O películas como Los Picapiedra y otras destinadas al público infantil, que perpetúan
la idea de la existencia coetánea de humanos y dinosaurios, lo que da idea del
nivel del conocimiento histórico. La presencia de la Arqueología en televisión,
principal medio de aculturación en España, es mínima. Quizá algún documental en La 2 y, por supuesto, las noticias
sobre Atapuerca.
Frente a este panorama, han de
ser los arqueólogos quienes, además de
excavar, divulguen sus investigaciones y
hallazgos. Esta difusión debe realizarse
de forma que llegue a la sociedad en general, teniendo en cuenta los distintos
niveles de conocimiento e interés de las
personas, sin que por ello renuncien a la
rigurosidad científica.
Álvaro Valdezate. Ha sido toda mi juventud, porque yo fui siendo un niño y he visto
cómo ha crecido, cómo se ha desarrollado todo. De ver una zanja, que se ponían
piedras para que no se cayera la gente, a ver ahora unas infraestructuras … es algo
impensable que pudiera llegar a realizarse todo esto en Padilla. Y a nivel personal,
conocer a mucha gente, conocer muchas cosas, viajar a muchos sitios con los propios arqueólogos, …
“La figura del sabio en su torre
de marfil es perniciosa, tan estéril para
el investigador mismo como para quien
financia sus trabajos, ya sea con dinero
público o privado. [Tengo] la convicción
de que es imprescindible divulgar los
resultados de la investigación para que
ésta sea realmente atractiva, […] y para
ello es fundamental acudir a todos los
recursos accesibles”. Esta frase forma
parte del discurso del arqueólogo y profesor Fernando Quesada en la entrega
de los Premios Vaccea 2012. Ya no cabe
la visión del arqueólogo como alguien
encerrado en el periodo histórico que
estudia, alejado de la sociedad.
Quizá un problema es que la divulgación no aparece en los planes de
estudio de los alumnos de Arqueología. Al acabar los estudios, la razón de
ser de un arqueólogo es la excavación
propiamente dicha. Puede que haya
que enseñar a los alumnos a realizar
proyectos integrales de Arqueología, en
los que también se tenga en cuenta la
conservación, presentación y difusión
de los hallazgos arqueológicos. Puede
que sea necesario incentivar y estimular en el seno de la Universidad no solo
la Docencia y la Investigación, sino también la olvidada Extensión Universitaria.
Y esta de la difusión, y la formación para
la difusión, parece una clara compentencia de Extensión.
La divulgación de la Arqueología
puede realizarse a través de los medios
clásicos, pero también han de utilizarse
las nuevas formas de difusión a través
de los medios de comunicación y de
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