Vista del oppidum de Monte Bernorio (Villarén, Palencia) desde la parte alta de Los Baraones; foso y
muralla oeste y vista desde Monte Bernorio hacia Castillejo (Pomar de Valdivia, Palencia). Fotos M. Barril
(1999)
la primera Edad del Hierro y el 400 a.C.
y luego en la segunda Edad del Hierro,
desde principios del siglo IV a.C. al I d.C.
Sus excavadores calculan una media de
500 a 600 habitantes en su momento álgido, calculando una media de 4-5 moradores por vivienda. Las prospecciones
aprecian una ocupación dispersa, con
agrupaciones de viviendas de planta
circular o rectangular en zonas, dejando
espacios sin construcciones entre ellas
que separan y sirven de comunicación
entre los “barrios”. Cabe destacar dos
posibles edificios públicos cerca de las
puertas. Las líneas defensivas de muralla se adaptan a la orografía del terreno
y son más potentes en el lado norte, el
Puntas de lanza de la necrópolis de Monte
Bernorio. Foto Museo de Palencia, J. Ayarza.
más vulnerable. Otra muralla cruzaba
el castro transversalmente y una serie
de muros delimitan zonas, algunas de
las cuales protegerían los manantiales.
Muy cerca está el castro de Amaya, en
el que la presencia prerromana es muy
poco significativa.
En la provincia de Palencia, Monte Bernorio es sin duda el yacimiento
más conocido desde siglos atrás. Se
trata de un oppidum situado en lugar
de paso entre la cabecera del valle del
Pisuerga, en la cuenca izquierda del
río Lucio, y la parte alta del Ebro en un
enclave dominante que se interrelaciona con numerosos castros y promontorios con ocupación en la I o II Edad
del Hierro. Las excavaciones llevadas a
cabo en su núcleo, desde 2004, por el
equipo dirigido por Jesús Torres-Martínez documentan un asentamiento
desde el calcolítico, con una ocupación
estable al menos desde el siglo IX o VII
hasta el I a.C. en que fue conquistado
por los romanos. Una vez destruido el
oppidum se instaló en el mismo lugar
una fortificación romana de larga duración. Aunque el área arqueológica
real es más amplia, la plataforma oval
superior ocupa unas 28 ha, en una superficie de 700 por 400 m. San Valero ya
documentó una vivienda circular bajo la
muralla y los nuevos trabajos confirman
ese tipo de estructura habitacional, así
como otras de planta cuadrangular más
recientes. Consta de una fuerte muralla
con tres puertas y un recinto interior,
en la acrópolis, que aunque los restos
actuales parecen ya romanos tuvo una
etapa anterior.
Otro castro destacable en la
provincia de Palencia es Monte Cildá
(Olleros de Pisuerga), en el que las estructuras conservadas son ya del siglo
I a.C. y llegan al V d.C., pero donde se
hallan materiales más antiguos y procede una tésera de hospitalidad en forma
de manos cruzadas que alude a Turiaso
(actual Tarazona, Zaragoza), que pese a
su importancia resulta algo sospechosa
por su alto contenido en zinc.
Otros son el Castro de la Loma
(Santibáñez de la Peña), con varias murallas construidas en distintas fases,
que estuvo ocupado entre los siglos III
y I a.C., el del Cerro de la Maza (Merindad de Valdeporres), de murallas mal
conservadas, una acrópolis interior con
muralla y restos de viviendas rectangulares dispersas, o el de Peña Albilla (Monasterio)
En la Comunidad de Cantabria
destaca un castro de menor tamaño,
de 3,2 ha, pero que al parecer tuvo un
papel decisorio durante las guerras cántabras. Es el de la Espina del Gallego,
situado en la divisoria entre las cuencas
del Pas y el Besaya, que controlaba el
paso desde la cordillera a la costa. Ha
sido identificado, tras su excavación
por el equipo de Eduardo Peralta, como
Aracelium, el castro que Cayo Antistio
Vetus conquistó en el 25 a.C. y que antes se situaba en Aradillos, cerca de ReiPuñales de la necrópolis y cabaña de Monte
Bernorio, excavaciones de San Valero. Foto
Museo de Palencia, J. Ayarza.
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